Seguro que lo último que esperaba Mick Miner el 9 de julio es que cayera en su granja de Nueva Gales del Sur, Australia, un trozo de nave espacial. Y es un buen trozo, pesa 30 kilogramos y cayó con tanta fuerza que se clavó verticalmente en sus terrenos muy profundamente.
Cuenta el granjero que toda la familia escuchó un enorme estruendo y que cuando fue a averiguar qué había causado el fuerte ruido, descubrió lo que parecía el árbol más extraño que jamás había visto.
Pero no era un árbol, sino restos de la misión Space X de Elon Musk, en concreto pertenecen al Space X Crew-1, corresponden a la parte no presurizada unida a la cápsula que transporta a los astronautas.
Aunque su trozo fue el más grande, 30 metros, Mick Miner no fue el único 'agraciado' con un pedazo de basura espacial. Su vecino, Jock Wallace, recibió en su granja otra pieza, eso sí más pequeña, de unos 80 centímetros y de unos 15 kilogramos.
Las autoridades australianas confirmaron este jueves que los restos pertenecen a la empresa espacial SpaceX, fundada por el multimillonario Elon Musk.
La Agencia Espacial Australiana no descarta el hallazgo de otros deshechos de SpaceX, y ha dicho que trabaja en un plan de desechos de reentrada espacial que determine las funciones y responsabilidades de las diversas entidades del país.
El pasado 31 de julio, el astrofísico Brad Tucker, experto de la Universidad Nacional Australiana, divulgó en su cuenta de YouTube imágenes e información sobre los restos espaciales que se cree pertenecen al Space X Crew-1, la parte no presurizada unida a la cápsula que transporta a los astronautas hacia y desde el espacio.
Los restos del aparato ingresaron a la atmósfera terrestre la mañana del 9 de julio pasado, tras su lanzamiento en noviembre de 2020 en Cabo Cañaveral (Estados Unidos), de acuerdo con el astrofísico.