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El presidente del Gobierno aragonés, Javier Lambán, ha asegurado hoy que la situación derivada de la crecida extraordinaria del Ebro está "controlada", por lo que ha hecho un llamamiento a la "tranquilidad".

Lambán ha hecho estas manifestaciones tras participar en una reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI), en la sede del 112 Aragón, a la que ha asistido también la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina.

Según el responsable autonómico, el CECOPI ha decidido mantener la fase de emergencia nivel 2 del Plan Territorial de Protección Civil de Aragón (PLATEAR) porque "aunque en este momento no hay motivos para una excesiva inquietud, la experiencia nos ha enseñado que ante el río Ebro siempre hay que estar expectante".

El presidente ha señalado que los técnicos han constatado que la riada está siendo "súper lenta", dado que la cresta ha llegado a Novillas una hora antes, mucho después de lo previsto, y a la capital también llegará con retraso.

En cuanto a la altura del río, ha indicado que no hay "excesiva diferencia" con respecto a los episodios de 2015, pero que sí son entre 30 y 35 centímetros menos, lo cual excluye "cualquier posibilidad" de inundación de los cascos urbanos.

En este sentido, sí ha remarcado que "en absoluto" es previsible el desalojo de ningún municipio ribereño y que las afección no van a ir más allá de los cultivos, granjas desalojadas o zonas incomunicadas, como es el caso del barrio rural zaragozano de Alfocea, algo ya previsto desde el principio.

A pesar de las medidas preventivas, el titular del Ejecutivo aragonés ha lanzado un "mensaje de tranquilidad" a los municipios ribereños.

"Se ha hecho una valoración muy positiva por parte de todos los intervinientes de las actuaciones realizadas desde el año 2015, cuando se produjo una crecida que sirvió mucho para aprender y para corregir errores", ha indicado.

Asimismo, el presidente ha vuelto a destacar la "excelente" coordinación entre todas las instituciones implicadas, lo que, a su juicio, ha minimizado las consecuencias negativas que se habían previsto inicialmente.

"Los alcaldes -ha subrayado a este respecto- cuando ven llegar a la UME (Unidad Militar de Emergencias) les produce una sensación de alivio y de tranquilidad formidable".

Sin embargo, ha insistido en "no bajar en absoluto la guardia" ya que "hasta que no se reduce definitivamente la crecida es preciso mantener todos los resortes y todos los instrumentos dispuestos para ser utilizados".

Ha recordado que alrededor de medio millar de efectivos de todas las administraciones implicadas siguen trabajando para evitar afecciones a lo largo de la ribera.

Al mismo tiempo, ha hecho hincapié en la necesidad de las obras de regulación pendientes, "fundamentales para generar economía y riqueza en el territorio, pero imprescindibles también para que las grandes crecidas de un río tan irregular como el Ebro sean menores".

En este sentido, ha coincidido con la ministra García Tejerina en la importancia de las obras de regulación en los ríos, como los pantanos de Itoiz (Navarra) y Yesa (Aragón), que son "absolutamente imprescindibles" para que este tipo de "eventualidades" sean menores de lo que podrían ser.

En total, ha indicado que unas 500 personas están trabajando sobre el terreno para combatir los efectos de una crecida extraordinaria que llegará a Zaragoza previsiblemente mañana y hará crecer el nivel del Ebro unos 15 ó 20 metros, con un caudal que podría situarse hasta en los 2.200 hectómetros cúbicos por segundo.

Esto, a su juicio, es "absolutamente insignificante" para la capital aragonesa, ya que no supone ninguna alteración sustancial con respecto al nivel del río en este momento.

De todos modos, ha recordado que "para bien o para mal el río siempre sorprende" y, aunque de momento lo ha hecho "para bien", ha insistido en la necesidad de mantener la coordinación, la tensión y todos los operativos alerta.

Sin embargo, Lambán ha resaltado que los habitantes que viven al lado del río "llevan cientos de años haciéndolo" y tienen una serie de hábitos interiorizados que provocan que estén bastante más preparados que el resto para episodios como este.

En la reunión, que ha durado en torno a una hora, no se ha tratado, no obstante, nada relativo a la mayor reivindicación de los vecinos de la ribera: la limpieza de los cauces, que es "harina de otro costal", ha dicho el presidente autonómico.

A su juicio, existe una "evidencia" de que las limpiezas propician que estas crecidas produzcan menos efectos adversos, por lo que cree que hay que actuar "en la mayor medida posible", aunque ha reconocido que existe el "problema" de la legislación europea, con la que también hay que ser "absolutamente respetuoso".