Las ovejas que atraviesan la Puerta del Sol cada año pierden a su pastor

Ha muerto Jesús Garzón Heydt. Para muchos era un perfecto desconocido, pero para los que lo llamaban "Suso" era toda una inspiración en su forma de entender y explicar la relación del hombre y la Tierra.

Ligado en sus inicios a Félix Rodríguez de la Fuente, Garzón ya era antes un inquieto naturalista realizando estudios de fauna y hábitats por toda España y también en el extranjero. Censos de cigüeña negra, de lobo, de lince, de urogallos.

Creador de zonas de reserva natural. Impulsor del Parque Nacional de Monfragüe con la compra de las primeras fincas para evitar su deterioro.

El curriculum, los reconocimientos y premios a Garzón por instituciones, universidades y centros de investigación nacionales e internacionales es impresionante. Hay una subespecie de lagarto de los Pirineos que ha sido bautizada en su honor (Lacerta agilis garzonii).

Tuvo incluso su contacto, breve, con la política cuando fue nombrado director general de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura en los tiempos de Rodríguez Ybarra.

Y sin embargo por lo que más le recuerdan muchos es por estar al frente del rebaño de ovejas merinas y cabras que cada año atraviesan las calles de Madrid. Una celebración que rememora que bajo el asfalto hubo caminos ganaderos, las autopistas de la riqueza castellana durante siglos con La Mesta.

Cada año Garzón se ponía en marcha desde los prados de su Cantabria hasta las dehesas extremeñas, con parada en la Casa de Campo y en la Puerta del Sol de Madrid.

Una iniciativa que arrancó en 1992 con la creación de la Asociación Concejo de La Mesta y posteriormente Trashumancia y Naturaleza. En cada ocasión Garzón insistía en los beneficios del movimiento ganadero por las cañadas, coladas, veredas, cordeles y descansaderos. Para la Naturaleza, para la dispersión de biodiversidad, pero también para arraigar población en los núcleos rurales. Ovejas contra la despoblación en España.

Su fallecimiento a los 77 años deja huérfano al rebaño no sólo de ovinos y caprinos sino también a los que a través de él aprendieron que el campo no es solo lo que hay entre dos ciudades. Que la Naturaleza es un patrimonio nacional y que nosotros solo somos sus custodios.