Una dieta rica en alimentos ultraprocesados se asocia con un mayor riesgo de 32 resultados perjudiciales para la salud, como cáncer, afecciones cardíacas y pulmonares graves, trastornos de salud mental y muerte prematura.
Esa es la conclusión principal de un estudio publicado este jueves en la revista ‘The BMJ’, que subraya la necesidad de adoptar medidas que reduzcan la exposición dietética a esos productos.
Los alimentos ultraprocesados, como refrigerios endulzados o salados, refrescos, fideos instantáneos, productos cárnicos, pizzas y platos de pasta preparados previamente, galletas y productos de confitería, se elaboran mediante el ensamblaje de sustancias alimenticias, en su mayoría ingredientes básicos, y aditivos ‘cosméticos’ (en particular, aromas, colorantes y emulsionantes) gracias a procesos industriales.
Este tipo de comida suele tener un alto contenido de azúcar, grasa y sal, y son bajos en vitaminas, proteínas y fibra.
Sin embargo, puede representar hasta el 58% de la ingesta energética diaria total en algunos países ricos y ha aumentado rápidamente en muchas naciones de ingresos bajos y medianos en las últimas décadas.
BRECHA
Muchos estudios y metaanálisis anteriores han relacionado los alimentos altamente procesados con la mala salud, pero ninguna revisión exhaustiva había proporcionado aún una evaluación amplia de la evidencia en esta área.
Para cerrar esta brecha, los investigadores llevaron a cabo una revisión general de 45 metaanálisis agrupados distintos de 14 artículos de revisión que asociaban los alimentos ultraprocesados con resultados adversos para la salud.
Todos los artículos de revisión se publicaron en los últimos tres años e involucraron a casi 10 millones de participantes. Ninguno fue financiado por empresas implicadas en la producción de comida ‘basura’.
Las estimaciones de exposición a alimentos ultraprocesados se obtuvieron a partir de una combinación de cuestionarios de frecuencia de alimentos, recordatorios dietéticos de 24 horas e historial dietético.
Los investigadores calificaron la evidencia como convincente, altamente sugerente, sugerente, débil o sin evidencia. También evaluaron la calidad de la evidencia como alta, moderada, baja o muy baja.
CONCLUSIONES
En general, los resultados muestran que una mayor exposición a alimentos ultraprocesados se asoció consistentemente con un mayor riesgo de 32 resultados adversos para la salud.
Evidencia convincente demostró que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados se asociaba con un 50% más riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardiovasculares, entre un 48% y un 53% más de riesgo de ansiedad y trastornos mentales comunes, y un 12% más riesgo de diabetes tipo 2.
Evidencia altamente sugerente también indicó que un mayor consumo de alimentos ultraprocesados se vinculó con un 21% más de riesgo de muerte por cualquier causa, entre un 40% y un 66% más riesgo de muerte relacionada con enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes tipo 2 y problemas de sueño, y un 22% más riesgo de depresión.
La evidencia sobre las asociaciones de la exposición a alimentos ultraprocesados con el asma, la salud gastrointestinal, algunos tipos de cáncer y factores de riesgo cardiometabólico, como niveles elevados de grasas en la sangre y niveles bajos de colesterol ‘bueno’, siguió siendo limitada.
Los alimentos ultraprocesados dañan la salud y acortan la vida, según afirman los investigadores en un editorial vinculado al artículo.
Por ello, plantean etiquetas en el frente de los envases, restringir la publicidad y prohibir las ventas en escuelas y hospitales o cerca de ellos, y medidas fiscales y de otro tipo que hagan que los alimentos no procesados o mínimamente procesados y las comidas recién preparadas sean tan accesibles, disponibles y más baratas que la ultraprocesada.
Además, apuntan que Naciones Unidas debería desarrollar una convención marco sobre alimentos ultraprocesados similar al del tabaco, y promueva ejemplos de mejores prácticas.