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Se llama Nacho Dean, un apellido de cine que podría haber cambiado por el de Fog (Willy) pues, al igual que este protagonista de unos dibujos animados, puede presumir de haber dado la vuelta al mundo, aunque él caminando, solo, durante 3 años y volviendo hoy desde donde partió, el kilómetro 0 de la Puerta del Sol.

"Este viaje va por el medio ambiente, la naturaleza y la humanidad, por todas las personas que somos la verdadera energía que movemos el mundo y los únicos capaces de que las cosas cambien", ha afirmado Nacho una vez que al mediodía ha pisado la placa desde la que comienzan los kilómetros hacia la geografía española.

Aunque en su camino por 31 países y "miles de aventuras" no ha buscado entrevistarse con políticos, ahora les ha lanzado un mensaje frente a la sede de la Comunidad de Madrid: "Son los gobiernos los que están al servicio de la sociedad, no al revés, deben trabajar por la población y por el medio ambiente".

A sus 35 años, este malagueño solo ha tenido como fiel escudero un carrito de bebé de 12 kilos que le regaló una marca alemana que sabía de su aventura y al que ha tenido que cambiar ocho veces las ruedas; dentro de él una tienda de campaña, un saco de dormir, una esterilla, algo de ropa, un botiquín, herramientas y un ordenador portátil desde el que ha narrado su historia.

Tampoco faltaba su pasaporte, que hoy muestra lleno de sellos de todo el mundo, el primero puesto en Croacia porque entonces no era de la UE y después un sinfín: el de Australia, Irán -"uno de los que más me costó conseguir"-, India, Ecuador, Nepal, Bolivia, Armenia, Indonesia...

"Me gustó mucho, por continentes, Eslovenia, Malasia, Australia y Costa Rica", pero "podría hablar bien de todos los países", dice.

No ha tenido patrocinadores pero sí "colaboradores" o empresas que sin contrato de imagen han colaborado con "material, dinero y algún servicio".

"Ha sido una vuelta al mundo a pie, sin asistencia, del tirón, sin seguro médico internacional, sin coche de asistencia", destaca Nacho, que no olvida "momentos duros" como un atentado terrorista en Bangladesh, una persecución con machetes en México o un asalto en Lima.

Se ha percatado de cómo están castigados los continentes -le falta ir a África, "su espinita", e intentará viajar en otra ocasión- y ha comprobado que en época de monzones no llueve en Malasia, en Chile la minería ha secado los ríos y valles, hay zonas en India o Nepal cubiertas de basura, cada vez hace menos frío en invierno... "sí es cierto lo del calentamiento global", enfatiza.

"Estamos destrozando el planeta, la única casa que tenemos", resalta Nacho a Efe mientras camina hacia la Puerta del Sol "muy feliz" precisamente en el Día Internacional de la Felicidad.

En su viaje ha perdido 10 kilos de peso, pero al final se han convertido "en fibras muy resistentes" aguantando el desierto, la jungla o altitudes de 5.000 metros en Los Andes, dice con su cara curtida por el sol, con barba de muchos días y el pelo recogido con una coleta.

"Me encuentro muy fuerte a pesar del desgaste", asegura este aventurero que ha realizado etapas de 50 kilómetros al día con alimentación y descanso "irregulares".

"Lo que más se echa de menos es a la familia", comenta Nacho, aunque en cuanto pueda piensa "lanzarse a la siguiente" y seguir "luchando por el planeta".

Pero hoy sobre todo se acuerda de "lo bueno", de haber conseguido "su sueño", de haber "peleado cada paso", de haber conocido "a miles de personas", "el gusto de comprobar que la inmensa mayoría es buena" o de haber tenido una noción de las dimensiones del planeta, "que no es tan grande como parece".

Tras acercarse a España por Lisboa, dormir ayer en un hotel cerca de la estación de Príncipe Pío, Nacho ha recorrido los últimos metros hasta la Puerta del Sol acompañado de amigos, periodistas y ciudadanos anónimos que le felicitaban y se hacían fotos con él.

Vestido con un pantalón de chándal rojo, una camiseta blanca, un cortavientos naranja y gris y unas deportivas (ha usado 12 pares en su travesía) ve Madrid "parecido" a hace tres años.

Nacho Dean, que ha estudiado Publicidad y Medio Ambiente y trabajaba antes de empezar su vuelta al mundo -"no comencé por ninguna crisis"-, sigue sin novia al igual que cuando inició su periplo y a partir de ahora quiere escribir un libro, dar charlas y disfrutar de los suyos.