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No es una película, aunque la historia puede parecerlo. Un polígono en el extrarradio de Madrid, una oficina moderna pero sin identificación de ningún tipo. En su interior, un pequeño equipo de informáticos trabaja. Parede un trabajo normal, pero no lo es.

Llevan cinco meses rastreando la red en busca de contenidos ilegales, al servicio de empresas que ven cómo su negocio se deteriora por la difusión gratuita de sus productos, sean películas, videojuegos o e-books, sin respetar los derechos de autor, ni pagando canon de ningún tipo.

Localizan a los piratas informáticos, les comunican que lo que están haciendo es ilegal, uno de cada dos retira el enlace o el archivo pirateado. La mitad, se niega a retirar el contenido.

Ahora están trabajando para una compañía de videojuegos. En solo un mes han encontrado más de 16.000 ataques a ese producto. Enlaces de descarga gratuita, archivos pirateados, material que en 6.000 casos ya ha sido notificado a los responsables. Sólo poco menos de 3.000 han decidido retirar su descarga ilegal.

En esta guerra en la red algunos sitios web tratan de bloquear sus pesquisas. También ellos temen la reacción airada de estos hackers. La mayoría son expertos en informática, muchos incluso operan desde dentro de las grandes compañías a las que piratean. Es una lucha en la que se emplean todo tipo de recursos. Perseguir a estos hackers es cada día más difícil.