El cardenal arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Carlos Osoro, pidió hoy en Roma que España ponga en marcha corredores humanitarios "lo antes posible, en cuanto se pueda, ya".
Osoro hizo estas declaraciones tras visitar un centro para extranjeros que dirige la asociación católica Comunidad de San Egidio, que en los últimos tiempos ha impulsado los llamados "corredores humanitarios", una iniciativa que tiene como objetivo trasladar de manera legal y segura a refugiados a Italia para que puedan tramitar su solicitud de asilo.
Arzobispo de Madrid desde octubre de 2014 y cardenal creado por el papa Francisco en noviembre, Osoro defendió la puesta en marcha de este tipo de acciones en España y dijo que solo "falta la decisión" que aquellos que "tienen las responsabilidades para hacerlo".
"Creo que es necesario, es decir, es urgente, urgente para todos los pueblos de esta tierra, que seamos capaces de no poner muros entre nosotros", señaló.
Osoro reconoció que es natural que los estados aprueben medidas de precaución que garanticen su seguridad, pero advirtió de que estas precauciones no pueden implicar "la eliminación de los corredores".
"La precaución no significa dejar de lado el que haya pasos para hombres y mujeres, niños y jóvenes, que necesitan necesariamente estos pasos, estos puentes. Ojalá se den", apuntó.
El cardenal español se encuentra en Roma, donde ayer tomó posesión de la iglesia romana Santa María en Trastévere, la que fue concedida de forma simbólica como titular cuando el papa Francisco lo creó cardenal el pasado 19 de noviembre.
Hoy, conoció varias de las iniciativas organizadas en Roma por la Comunidad de San Egidio, como un centro para extranjeros de la mano de Daniela Pompei, responsable de los corredores humanitarios de esta comunidad fundada por Andrea Riccardi; y una casa-hogar para enfermos terminales.
En el centro para extranjeros, Osoro conversó con varias de las personas que reciben atención a diario y pudo conocer sus experiencias, unas historias que en algunas ocasiones casi le provocaron las lágrimas, según sus palabras.
Una de estas historias, explicó, fue la de un chico que le reveló que se salvó cuando trataba de alcanzar Europa en una patera, un viaje en el que "murieron muchos de sus compañeros".
"Tiene una mirada especial, una mirada como que, sin decirte una palabra, pide que haya verdadero humanismo. Y verdaderos pasillos y corredores", relató.
Previamente, Osoro se había acercado a la basílica de San Bartolomé en la Isla Tiberina, santuario de los nuevos mártires de los siglos XX y XXI, una iglesia que -dijo- "es la tarjeta de presentación de lo que tiene que ser esta humanidad, un mundo de hermanos".