Varios agentes de la Policía Nacional que participaron en la investigación por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco han atestiguado hoy, ante el tribunal que juzga los hechos, que encontraron numerosos indicios que prueban que el crimen fue premeditado.
Han explicado que en casa de Triana Martínez se encontró, tanto en su ordenador como en el de su madre, Montserrat González, autora confesa del asesinato, numeroso material periodístico sobre la dirigente política del PP y sobre la compra de armas.
Tras la declaración de estos policías, el presidente del tribunal ha suspendido la vista hasta las 11.30 horas, cuando está fijada la comparecencia de los agentes que interrogaron a las dos acusadas tras su detención y cuyo proceder cuestionan las defensas, que denuncian que las engañaron.
En las tres sesiones que se han celebrado hasta el momento de este juicio, los dos letrados de la defensa han intentado en varias ocasiones persuadir al jurado de que estos dos policías, que viajaron desde Burgos para reforzar la investigación el mismo día del crimen, incurrieron en numerosas irregularidades.
LA POLICÍA QUE INTERROGÓ A LA ASESINA CONFESA DE ISABEL CARRASCO NIEGA COACCIONES
El inspector de la Policía Nacional Alfonso Santocildes, que interrogó a Montserrat González, asesina confesa de la presidenta Diputación de León Isabel Carrasco al día siguiente de su detención, ha asegurado hoy que en ningún momento fue coaccionada para arrancarle una declaración inculpatoria.
Santocildes ha rechazado ante el tribunal que juzga el crimen las irregularidades que le achacan las defensas de las tres detenidas y ha asegurado que en ningún momento ofreció un trato favorable a Montserrat González y a su hija Triana Martínez si colaboraban y accedían a confesar lo que había pasado y dónde estaba el arma.
Este inspector, destinado en Burgos, llegó a León al día siguiente del crimen, el 13 de mayo de 2014, junto a un compañero para reforzar la investigación por su experiencia en la resolución de delitos graves y para garantizar su imparcialidad, según le explicaron sus superiores.
He recalcado que tanto él como su compañero trataron de tranquilizar a Montserrat González durante el primer contacto que tuvieron con ella y ha asegurado que confesó voluntariamente que había matado a Isabel Carrasco y se mostró indignada por el hecho de que su hija estuviera detenida.
Ha explicado que Montserrat González les contó que estaba harta de escuchar en los bares de León que había que contratar a un sicario para acabar con Isabel Carrasco, debido a la animadversión que, en su opinión, la dirigente política del PP provocaba entre buena parte de la ciudadanía. "Esto lo hago yo y punto", afirmó Montserrat González a continuación, según ha relatado el policía, que ha insistido en que el trato que les dispensaron fue "exquisito".
El agente también ha explicado que, sobre las 19.00 horas de ese día, se permitió que madre e hija se vieran con el objetivo de que "se dieran un abrazo y se tranquilizasen". Con ambas detenidas juntas en un despacho de la Comisaría de León, Montserrat González dijo que era inútil que buscasen el revolver con el que había asesinado a Isabel Carrasco en el río Bernesga, como se estaba haciendo, porque lo tenía una tercera persona, según ha explicado Santocildes.
Fue en ese momento, según el relato del agente, cuando su hija le dijo que ni se le ocurrirse decir quien tenía el arma y afirmó "entre dientes" que era policía. Un par de horas después fue cuando la policía local Raquel Gago se presentó en Comisaría y explicó que había encontrado el arma en su vehículo sin saber cómo había llegado hasta allí, si bien sugirió que debía haberla introducido su amiga Triana Martínez, con quien se había encontrado apenas unos minutos después de cometerse el crimen.