La Policía Nacional está realizando gestiones con el Juzgado que investigó la muerte en 1996 de la hija de cuatro años de Ana Julia Quezada al precipitarse al vacío desde una ventana en el piso en el que vivía en Burgos, para decidir si reabre este caso que se cerró como un suceso accidental.
Por el momento, los agentes están recabando la mayor información posible sobre esta muerte ocurrida el 10 de marzo de 1996 y que investigó el Juzgado de Instrucción número 6 de Burgos.
Los policías que investigaron este suceso no apreciaron indicios de criminalidad ni hallaron nada anormal en la vivienda, según aparece recogido en el auto policial y en el acta de inspección ocular de la Policía Judicial y Científica.
Según esta documentación, a la que ha tenido acceso la Agencia Efe, fue el padre adoptivo de la niña, M.A.R.D., el que a las ocho de la mañana alertó al 091 de que la menor -de nombre Ridelca- se había precipitado desde un séptimo piso al interior de un patio de vecinos de la vivienda en la que vivía junto a su esposa en aquel momento, Ana Julia Quezada, y otra hija de dos años que la pareja había tenido.
RESIDE EN ESPAÑA DESDE 1993
Según la información que maneja la Dirección General de la Policía, el 17 de mayo de 1993 Ana Julia, nacida en la República Dominicana, obtuvo un visado para entrar en España y un año más tarde, en concreto el 16 de junio de 1994 obtuvo la residencia al casarse con M.A.R.D.
Aunque Ana Julia llegó a España sola, ella tenía con otro hombre una hija en la República Dominicana que había nacido en 1991 y que llegó a España en diciembre de 1995 -justo tres meses antes de su muerte- para vivir con su madre, su pareja en aquel momento y la hija que los dos había tenido.
Según la declaración del marido en 1996, el carácter de la niña cuando llegó a Burgos era un poco "retraído, como si no se hubiese adaptado a la nueva situación familiar" y afirmó que unas tres semanas antes de su muerte, su madre la encontró "desvanecida" en su cama cuando fue a despertarla por lo que fue trasladada al servicio de urgencia del hospital donde, tras ser ingresada, no se le encontró nada anómalo.
El hombre explicó a los agentes que la noche antes de la muerte de Ridelca él se fue a dormir sobre las 22:30 horas y que no sabe cuándo se fueron a la cama su mujer y las niñas.
Al despertarse a las 7:30 de la mañana del 10 de marzo, M.A.R.D. acudió a la habitación donde dormían juntas las dos niñas y se percató de que no se encontraba en la cama la mayor de ellas.
Así, se dirigió a un cuarto contiguo que era donde las niñas jugaban y vio que la ventana, de doble hoja y que da acceso a un patio interior, se encontraba abierta y la persiana estaba subida casi hasta arriba.
Además, junto a la ventana, se encontraba una mesita de unos 40 centímetros de altura.
Al asomarse es cuando pudo ver a la niña tumbada muerta en el patio interior.
Los agentes no pudieron concretar la hora en la que se produjo el hecho, ya que nadie escuchó nada hasta el momento en el que se oyeron los gritos de los padres.
La Policía no encontró en toda la vivienda nada "anormal", según el atestado al que ha tenido acceso Efe y en el que también se indica que no se pudo obtener información de la madre por sufrir una fuerte excitación nerviosa.