Siete personas han perdido la vida al caer un autobús al río desde un puente en el centro de San Petersburgo, según han confirmado las autoridades rusas.
En total, los buzos sacaron a nueve personas del autobús hundido a través de las ventanas, llegando incluso a reanimar a algunos de los heridos en el mismo techo del vehículo mientras esperaban a poder sacarlo del agua.
En el autobús siniestrado viajaban una veintena de pasajeros.
El conductor y una decena de ocupantes del vehículo lograron salvar sus vidas al poder abandonar el vehículo por sí mismos.
La temperatura del agua en los canales de la ciudad báltica es más baja de lo habitual, ya que estos días Rusia sufre una ola de frío anómala para esta época del año.
De hecho, varias personas que saltaron al agua para ayudar a los heridos admitieron que el agua estaba "gélida" y la visibilidad era prácticamente nula.
Según los testigos del accidente, el conductor perdió el control del autobús, se llevó por delante varios automóviles estacionados al borde de la calle, dio un brusco giro y se precipitó contra el río.
El chófer ha sido detenido mientras las autoridades investigan si pudo encontrarse mal antes del accidente, en el que el autobús estuvo a punto de colisionar con un barco que navegaba por el río.
También se abrió un caso penal contra la compañía de autobuses, que había sido multada en varias ocasiones, a lo que hay que sumar que la esposa del conductor denunció que ésta le había obligado a trabajar durante muchas más horas de las previstas.