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El sindicato de la Policía de Los Ángeles, que agrupa a unos 10.000 agentes, condenó"la emboscada e intento de asesinato" de dos miembros de la institución en hechos ocurridos el domingo por la noche en el sur de esa ciudad estadounidense.

"Esta violencia flagrante debería indignar a los residentes de Los Ángeles y a la comunidad en general", agregó en un comunicado Tyler Izen, presidente del sindicato Liga Protectora de la Policía de Los Ángeles (LAPPL). Izen aseguró que se trató de "una emboscada y un intento de asesinato (...) Simplemente querían matar oficiales de la Policía".

De acuerdo con las autoridades, el "ataque no provocado" ocurrió en Vertmont-Slauson, un área con cerca del 60 % de habitantes hispanos y el 37% de población negra. La inmediata respuesta de las autoridades, que acordonaron el área, permitió la captura de un sospechoso y el decomiso de un rifle, informó este lunes la Policía, que no detalló su identidad. Otro sospechoso continúa fugitivo.

El ataque generó una "alerta táctica" por la que todos los oficiales disponibles en el momento se dirigieron al sitio donde ocurrieron los disparos. La alerta fue suspendida posteriormente y la búsqueda del otro sospechoso se canceló la madrugada de este martes.

"Cualquiera que desee asesinar a un oficial de control de la ley amenaza el tejido fundamental de nuestra sociedad y eso debería aterrorizar a la comunidad", afirmó el presidente del LAPPL. Los policías estaban uniformados y se movilizaban en un coche patrulla cuando fueron tiroteados. Al menos uno de los agentes respondió al fuego.

El ataque ocurrió poco más de una semana después de que dos oficiales de la Policía de Nueva York fueran asesinados mientras se encontraban en el coche patrulla. "Asesinar oficiales de la Policía no es una forma de protesta, es una afrenta a todos los ciudadanos y a la seguridad pública, y no debería ser tolerada por nadie a ningún nivel", enfatizó Izen.

La muerte de tres ciudadanos negros en los últimos meses a manos de agentes blancos a los que no se han presentado cargos ha desatado una oleada de manifestaciones en todo EE.UU. contra la violencia racial de las fuerzas de seguridad.