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El exdirector de la Real Fábrica de Tapices Livinio Stuyck ha rehusado hoy abandonar el espacio de unos 700 metros cuadrados donde reside de forma ilegal, propiedad de la institución, y que le reclaman el Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Cultura, por lo que el desalojo se convierte a partir de ahora en un asunto judicial.

Así lo ha explicado el gerente de la Fábrica, Alejandro Klecker, tras la diligencia de este mediodía en la que el Patronato ha intentado infructuosamente que Stuyck pusiera la propiedad a disposición de la Real Fábrica de Tapices, en el número 2 de la calle madrileña de Fuenterrabía.

Poco después del mediodía, como estaba previsto, los representante del Patronato han subido a la vivienda de Stuyck, en el marco de un acto administrativo en el que el inquilino ha asegurado en presencia de sus abogados que no entrega las llaves ni abandona la propiedad donde reside desde hace casi dos décadas.

Ha sido la segunda ocasión en cinco días en la que el Patronato ha intentado el desalojo de Stuyck, que reside en las dos plantas superiores del edificio de tres alturas.

A partir de ahora, ha explicado Klecker, Stuyck deberá afrontar el pago de una multa semanal de 75.000 euros, un 5,0% del valor catastral estimado de la propiedad, calculado tentativamente en 1,5 millones de euros.

El gerente de la Fábrica ha expresado su confianza en que esta medida económica judicial "dulcifique" o permita procurar "una salida más amistosa" de Stuyck, que no tiene "título de ninguna naturaleza" para ocupar la vivienda.

A partir de ahora, ha dicho Klecker, corresponde al Ministerio promover el proceso judicial y por medio de la abogacía del Estado deberá comunicar al juez la negativa al desalojo.

El gerente ha recordado que durante varios años hubo negociaciones con Stuyck para el desalojo del espacio, aunque los cambios en el Patronato o en el Gobierno central y la preocupación de las directivas por la situación económica de la Fábrica dilataron el proceso.

Alejandro Klecker ha explicado que tras la reestructuración de la Fábrica adelantada en el últimos 18 meses hay "planes ambiciosos" para crear un espacio destinado a exponer los cartones y dibujos del archivo de la Fábrica, una escuela taller y una sala de restauración textil .

La Real Fábrica, fundada en 1720, era gestionada por la familia de Stuyck, su fundadora, mientras que el inmueble formaba parte de Patrimonio del Estado.

En 1996, un Patronato compuesto por el Ministerio de Cultura, dirigido entonces por Esperanza Aguirre, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, se hizo cargo de la fábrica.

El Patronato y también la fundación CajaMadrid pagaron 566 millones de pesetas, 37 de ellos para sufragar las pérdidas que registraba la compañía y el resto para comprar los telares a la familia Stuyck.

Stuyck se mantuvo como director técnico de la fábrica hasta 2002, pese a que la producción dependía del Patronato, donde cada institución ejerce la Gerencia cada dos años.

En 2015, cuando Klecker llegó a la Real Fábrica, nombrado por el Gobierno de Ahora Madrid, se detectó el uso de la vivienda, cedida a la familia Stuyck mientras gestionaba la Fábrica, y se acordó con el Patronato, "de manera unánime" -dice Klecker- que tal situación no podía continuar.