Varios técnicos de Hacienda han afirmado hoy que en ningún momento la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco ordenó que se persiguiera fiscalmente a Triana Martínez, una de las tres acusadas de su muerte, ocurrida el 12 de mayo de 2014.
Tanto el jefe de la delegación de Hacienda en el León como el jefe del servicio de la dependencia de gestión tributaria han negado hoy ante el tribunal que juzga a las tres acusadas del asesinato de Isabel Carrasco que la entonces presidenta de la Diputación -inspectora de Hacienda de profesión- les conminase a que se acosara a Triana Martínez sobre la base de una supuesta enemistad con la joven.
El responsable ha asegurado que ni siquiera conocía a la presidenta de la Diputación de León, mientras que su compañero ha defendido la "limpieza" en la gestión de la Agencia Tributaria y ha precisado que no es tan fácil tomar decisiones arbitrarias.
Triana Martínez declaró ante el tribunal que tras negarse a mantener relaciones sexuales con Isabel Carrasco la inicial amistad se trocó en animadversión y empezó a sufrir una serie de inspecciones de hacienda que supuestamente ordenó la presidenta de la Diputación porque "tenía mucha mano" en Hacienda.
Los técnicos de Hacienda han recalcado que la joven no sufrió ningún tipo de persecución y que las inspecciones que se le hicieron fueron fruto de comprobaciones habituales.
También han negado que cuando eran amigas Carrasco ordenase que se le levantase una sanción por las irregularidades en la compra de su coche en Alemania, y han explicado que se hizo así simplemente porque se tuvieron en cuenta las alegaciones de la joven.
Triana Martínez declaró que tras negarse a las pretensiones sexuales de Carrasco la presidenta de la Diputación primero la echó de la institución, donde ocupaba una plaza de ingeniera de telecomunicación como interina, y luego ordenó que se la persiguiera fiscalmente.
Su madre, Montserrat González, autora confesa del asesinato, declaró que fue entonces cuando urdió el plan para matar a Isabel Carrasco. "O la mataba o iba al entierro de mi hija", explicó la autora confesa del asesinato, que declaró ante el tribunal que su hija llegó a perder 25 kilos y sufrió una fuerte depresión.