La Policía Nacional y la Guardia Civil han desarticulado una organización china dedicada al cultivo de marihuana para su venta a traficantes europeos en una operación conjunta en las provincias de Madrid y Badajoz que se ha saldado con veintidós detenidos, informan ambos cuerpos.
Para abastecerse de marihuana la organización contaba en la provincia de Badajoz con un clan familiar cuyos miembros dirigían una red de invernaderos y cultivos de interior.
La organización operaba desde Madrid estableciendo contactos con traficantes de Reino Unido, Francia e Italia principalmente, a quienes enviaba la droga mediante empresas de paquetería.
Droga lista para la venta
En los 25 registros simultáneos practicados en Madrid y Badajoz han sido detenidas 22 personas, se han desmantelado ocho plantaciones de marihuana y se han aprehendido 10.500 plantas y 250 kilos de cogollos empaquetados y preparados para su venta.
Se trata de la operación "Farmers-Bambusa" en la que a los 22 arrestados se les considera presuntos autores de delitos contra la salud pública, pertenencia a organización criminal y defraudación del fluido eléctrico.
Una larga investigación
La investigación comenzó en enero de 2018 cuando agentes de la Policía Nacional recibieron varias denuncias de vecinos de la localidad madrileña de Parla en las que alertaban de la existencia de un piso en el que podría estar siendo almacenada marihuana en grandes cantidades.
Fruto de las primeras investigaciones se incautaron 109 kilos de cogollos de marihuana y 105.200 euros y se detuvo a cuatro ciudadanos de nacionalidad china, responsables de la guarda y custodia de la droga.
Toda una red
Agentes de la Comisaría de Parla, la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional y de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Badajoz descubrieron la existencia de un complejo entramado que operaba desde Madrid y Parla, compuesto por ciudadanos chinos que actuaban en pequeñas células.
Cada célula, una vez que recibía el dinero del cliente correspondiente, contactaba en la provincia de Badajoz con el clan familiar que había construido la red de invernaderos y cultivos de marihuana, que servía el estupefaciente. En una sola semana el comprador que viajaba de Madrid a Mérida podía adquirir marihuana valorada en unos 300.000 euros.
Clan familiar
Este clan familiar se encontraba perfectamente estructurado con roles muy definidos, de tal forma que el cabecilla de la organización contaba con personas de la familia a su servicio y dedicadas a la creación de invernaderos en el interior de inmuebles.
Estas instalaciones contaban con enganches ilegales a la red eléctrica con el objetivo de obtener energía para los múltiples aparatos, máquinas, transformadores y material -cuantificables en decenas de miles de euros- para el cultivo y desarrollo de las plantas.
También contaban con cuidadores del cultivo, a quienes les ofrecían vivir en los citados inmuebles a cambio de ciertas cantidades de dinero.
Una vez que las células recogían el estupefaciente era transportado a Madrid, donde la organización disponía de estructuras estables de pisos, garajes y almacenes en los que la depositaban, procesaban, envasaban y camuflaban entre otros objetos de procedencia legal, para ser enviadas al extranjero de forma inmediata y en un plazo inferior a 24 horas.
Ante estos hechos y pruebas incriminatorias obtenidas durante un año de investigación el pasado 23 de enero se llevaron a cabo 25 registros simultáneos practicados por 250 agentes en domicilios, garajes y naves de Madrid y Parla así como en las localidades pacenses de Mérida, Arroyo de San Servan, Santa Amalia y Conquista del Guadiana. Durante la operación se han intervenido tres vehículos utilizados por la organización, 195.000 euros en efectivo y seis escopetas