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El acusado de matar a su exmujer en agosto de 2015 en Bilbao ha asegurado hoy en el juicio, entre sollozos, que su muerte fue accidental, durante una discusión en el domicilio de la víctima, y que decidió atropellarla posteriormente porque pensó que nadie le iba a creer.

Jorge Mateos Prado, que solo ha respondido a preguntas de su abogado, ha reconocido su participación en la muerte de su exmujer, de 34 años, durante el juicio con jurado que se ha iniciado hoy en la sección primera de la Audiencia de Bizkaia.

Según ha declarado, durante la discusión en el domicilio de la víctima, donde se personó para "cuadrar horarios" de los hijos, ella le agarró, él la empujó y, entonces, se golpeó contra la encimera de la cocina. Después la acompañó al baño para que se limpiara la sangre y allí, ella le pidió que abandonara la casa e intentó cerrar la puerta del aseo.

POR ACCIDENTE

Ha asegurado que, al intentar abrir de nuevo la puerta, ella cayó hacia atrás y se golpeó la cabeza con un escalón del baño y, al creerla muerta y pensar que nadie le iba a creer, entró en pánico y decidió arrollarla con el coche simulando un atropello.

Durante la declaración ha asegurado que está "muy arrepentido" de lo sucedido, ha pedido perdón a la familia y ha mantenido que "en ningún momento" tuvo intención de matar a su exesposa, ni planificó el asesinato.

El acusado, que tuvo con su exmujer dos hijos de 2 y 6 años en el momento de los hechos, ha comparecido en una silla de ruedas, que debe utilizar desde que intentó suicidarse arrojándose a las vías del tren varios días después de matar a su exesposa.

LA FISCALÍA PIDE 23 AÑOS DE CÁRCEL

Según el relato de la Fiscalía, que pide 23 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía, el acusado no había aceptado el divorcio y actuó de manera "sorpresiva y sin posibilidad de defensa" al llevar a la mujer al baño, donde le golpeó en la cabeza con el escalón de la bañera al menos en seis ocasiones.

A continuación, la llevó inconsciente al pasillo de la casa y, tras limpiar el baño, la trasladó en brazos hasta su vehículo y la introdujo en el maletero, para llevarla después hasta una carretera del barrio bilbaíno de La Peña, donde la arrolló hasta causarle "de esta manera definitivamente la muerte".

Este misma versión es compartida por la acusación particular, en representación del hermano de la víctima, que tiene la tutela de sus sobrinos, y pide una pena de 30 años; por la acción popular, en representación de la asociación Clara Campoamor, y por el Abogado del Estado, partes que solicitan 25 años de prisión.

La defensa, por su parte, considera que se trata de un delito de homicidio con las eximentes de arrebato, arrepentimiento y colaboración con las autoridades, entre otras, y rebaja la petición de pena a 7 años. En la sesión de hoy también han prestado declaración diez testigos, entre ellos los padres y la hermana del acusado, quien vivía de nuevo en la casa de sus progenitores tras el divorcio.

Según han relatado, en un primer momento les dijo que su exesposa había fallecido atropellada por un coche, pero días después, tras el intento de suicidio y cuando estaba ingresado en el hospital, les reconoció que él era el culpable de la muerte, pero no les detalló cómo la había matado.

La madre ha afirmado que creía que su hijo llevaba mal la separación, aunque no comentaba nada al respecto, y que tras estos hechos le considera "un manipulador: nos tenía engañados", ha dicho.

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