El papa alienta a los jóvenes a protagonizar los cambios sociales en el mundo
Más de dos millones de jóvenes asistieron en Río de Janeiro a la vigilia de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud
Más de dos millones de jóvenes asistieron hoy en Río de Janeiro a la vigilia de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, en la que el papa Francisco exhortó a los muchachos a ser cristianos auténticos, "no de fachada" y les alentó a ser los protagonistas de los cambios sociales en el mundo.
"Por favor, no dejen que otros sean los protagonistas de los cambios, ustedes son el futuro. No seáis cobardes, no 'balconeen' la vida, no quedaros mirando desde el balcón sin participar, entrad en ella, como hizo Jesús y construir un mundo mejor y más justo", les dijo el papa Bergoglio.
En el sugestivo escenario de la famosa playa de Copacabana, Francisco manifestó que sabe que los jóvenes apuntan a lo alto, "a decisiones definitivas que den pleno sentido a la vida y les exhortó a no tener miedo a ir contracorriente.
El Obispo de Roma dijo que ha seguido "atentamente" las noticias sobre "tantos" jóvenes que en muchas partes del mundo han salido por las calles en los últimos meses "para expresar el deseo de una civilización más justa y fraterna, son jóvenes que quieren ser protagonistas del cambio".
"Los aliento a que, motivados por los valores del evangelio, sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas presentes en sus países", afirmó.
El papa añadió que, sin embargo, queda la pregunta: ¿Por dónde empezar? y subrayó que cuando preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta qué era lo que debía cambiar en la Iglesia, respondió: "Tú y yo".
Tambén le alentó a que abran sus corazones a Cristo y les dejen que entre en sus vidas, "que germine y que crezca".
"Estoy seguro de que la simiente cae en buena tierra, que ustedes no quieren ser cristianos a tiempo parcial, de fachada, sino auténticos. Estoy seguro de que no quieren vivir en la ilusión de una libertad que se deja arrastrar por la moda y las conveniencias del momento", señaló, en medio de aplausos y ondear de banderas.
Francisco subrayó que Jesús sigue necesitando de los jóvenes para su Iglesia, "nos pide que seamos sus discípulos, que 'juguemos en su equipo'".
En ese punto echó mano del fútbol: "Creo que a la mayoría de ustedes les gusta el deporte y aquí, en Brasil, como en otros países, el fútbol es una pasión nacional. Pues bien, ¿qué hace un jugador cuando se le llama para formar parte de un equipo? Debe entrenarse y entrenarse mucho", manifestó.
Francisco recordó la frase de san Pablo: los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible".
"¡Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa del Mundo! Nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda y feliz, y también un futuro con él que no tendrá fin, la vida eterna", aseguró, en medio de los aplausos.
El pontífice añadió: "pero nos pide que entrenemos para 'estar en forma', para afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida, dando testimonio de nuestra fe".
El papa pidió a los jóvenes que sean "auténticos 'atletas de Cristo'".
La Vigilia es el momento más sugestivos de las JMJ. El pontífice llegó a Copacabana en el papamóvil, en el que recorrió todo el paseo marítimo, de cuatro kilómetros de largo, acompañado por decenas de miles jóvenes, que corrían junto al vehículo, hasta el palco.
Esta vigilia y la misa final de la JMJ de mañana, domingo, iba a celebrarse en Guaratiba, a las afueras de la ciudad, pero las lluvias caídas en los últimos días convirtieron el lugar en un lodazal y se decidió cambiarlo por Copacabana.
El acto se desarrolló en varios momentos. Comenzó con una escenografía en la que participaron decenas de jóvenes que construyeron una iglesia, después subieron al palco jóvenes pertenecientes a congregaciones, entre ellos franciscanos, con cestas de flores y de maíz, que adornaron el presbiterio para la posterior adoración eucarística.
Después varios jóvenes brasileños contaron sus experiencias de vida, marcada en algunos casos por las drogas, la mala vida y un aborto y después habló el papa.
Tras las palabras del papa, los jóvenes desmontaron la iglesia y se llevaron los trozos en varias direcciones, ilustrando así el lema de la JMJ "Id y haced discípulos a todos los pueblos.
El papa se puso después los paramentos sagrados, mientras inició la procesión del Santísimo Sacramento llevado por diáconos y después se celebró la adoración eucarística, en medio de un silencio que se prolongó varios minutos.
La vigilia concluyó con el canto del Salve Regina, ante una imagen de la Virgen de Aparecida.
Mañana el papa celebrará en el mismo lugar la misa con la que concluirá la JMJ y anunciará la ciudad que acogerá el próximo encuentro mundial de los jóvenes católicos.
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