Es conocido en Huelva como "El lago asesino". Se trata de una vieja mina abandonada donde se han acumulado grandes cantidades de CO2; de no evacuarse ese gas en los próximos meses podría causar una grave catástrofe ambiental.
Este lago artificial está situado en el municipio onubense de Puebla de Guzmán y levantó hace unos meses la alarma medioambiental cuando se tenmió que la gran bolsa de gas que acumula en sus profundidades pudiese explotar de pronto.
Eso causaría una nube tóxica de imprevisibles consecuencias y según los expertos también una catástrofe humana, dada su proximidad a zonas habitadas, según opina José Suárez de la Asociación minera "Herrerías" quien comenta también que hace unos meses explotó uno de los medidores "como el que abre una coca-cola después de haberla agitado".
Cabe recordar que en 1986 un lago en Camerún de similares características desencadenó la muerte de más de 1.700 personas y miles de cabezas de ganado. Una densa nube de CO2 y metano desplazó el oxígeno y mató a cientos de habitantes a su alrededor.
Ahora se ha instalado un sistema en este “lago asesino” por el que se intentará extraer todo el gas de las profundidades en un plazo de cinco meses. Por el momento el gas, formado por el contacto entre el agua ácida y el suelo de origen carbónico, se mantiene estable en el fondo, pero cualquier movimiento sísmico podría hacer que surgiera de golpe al exterior.