Una buena corrida de Fermín Bohórquez, aún con sus matices en contra por la falta de fuerzas, no tuvo la adecuada respuesta por parte de los toreros, hoy en Las Ventas. Cinco toros de Fermín Bohórquez, bien presentados, sin exageraciones. y nobles en conjunto, aunque con las fuerzas justas. La corrida tuvo un buen fondo de nobleza y calidad, aparte el imposible tercero. Sobresalieron primero, segundo y sexto. El quinto fue un sobrero de Encinagrande, más flojo si cabe que el devuelto y que "no sirvió".
No estaba prevista la corrida de Bohórquez, que vino a sustituir a la de Manolo González, rechazada en el reconocimiento veterinario.
Como es posible que tampoco se contara con el buen comportamiento de algunos toros, con la calidad que tomaron los engaños: las buenas embestidas que regalaron primero, segundo y sexto.
Aunque a la corrida le faltó fuelle, sin embargo, las fuerzas justas se tradujeron en dulces acometidas.
Pedían los toros manos más expertas y ambiciosas, y desde luego, mejores sentimientos. Toros para toreros de arte.
Les pilló desprevenidos a los tres, dio la impresión. Incautos. Claro que convendría distinguir en el grado de facilidades que tuvo cada uno. Por ejemplo, Barrio cargó con el garbanzo negro del encierro, el tercero, un toro informal, de mal estilo, imposible que tomara los engaños, con el que fueron vanos todos los intentos de faena.
Barrio tuvo mejor oportunidad en el sexto, con el que anduvo muy suficiente. Esta vez el toreo a derechas hizo concebir esperanzas de triunfo, pero la escasez de fuerzas en el animal dejó a medias la faena. También al tardar en caer el toro después de una buena estocada enfrió el ánimo del tendido.
Abellán anduvo con desigualdades en el primero, toro muy humillado y repitiendo; y por los dos pitones. Había que poner la chispa que le faltaba al dócil animal, pero ahí no estuvo el torero, unas veces más templado, otras entre tirones. No se explica que lo dejara escapar.
También se desplazó por abajo el cuarto, y aunque el primer tramo de los muletazos era bueno, al final salieron tropezados. El viento y lo poco resuelto que estuvo Abellán terminaron de sentenciar la faena.
El mexicano Saldivar fue el gran afortunado en el sorteo, aunque según se mire, puesto que a sus manos fue el toro de más calidad, el segundo, con el que finalmente no estuvo a su altura.
En el haber del torero un notable quite por delantales y, a mitad de la faena, una tanda por la derecha de mucho gusto y empaque, templado y muy encajada la figura. Pero hasta ahí.
El de Bohórquez se arrancaba para no parar, pero dejando los pertinentes desahogos, "abriéndose" lo suficiente para dar tiempo y espacio en la consecución del siguiente muletazo. Y eso que por culpa del viento no se atrevió Saldívar a plantear la faena en los medios, donde el toro hubiera roto más.
Faltó continuidad por parte del torero, que, no obstante, todavía encandiló con algunos remates de serie y, sobre todo, con las bernadinas finales. Tampoco la espada cayó en su sitio, y es que se tiró fuera.
Ya con el incómodo sobrero de Encinagrande se le vio a Saldívar más desconfiado, sin terminar de ponerse, y hasta se llevó una voltereta.