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El carcinoma de pulmón, el tipo de cáncer que más muertes causa en el mundo, puede tener los días contados, y es que un equipo de investigadores del del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, CNIO, ha logrado frenar el crecimiento de este tumor en ratones gracias a una innovadora y efectiva diana terapéutica: los telómeros, su talón de Aquiles.

Un telómero es un capuchón formado por seis proteínas, que está situado en los extremos de los cromosomas y que sirve para proteger la información genética del organismo.

En otras palabras, han descubierto una nueva estrategia para combatir el cáncer, totalmente diferente a las ensayadas hasta ahora. En concreto, han conseguido frenar la división y reproducción infinita de las células cancerosas mediante el ataque a una proteína que protege a los cromosomas.

Publicado este miércoles en la revista EMBO Molecular Medicine, el trabajo demuestra por primera vez que los telómeros -estructuras que protegen los extremos de los cromosomas- pueden ser una diana efectiva contra el cáncer y revela cómo el bloqueo del gen TRF1, esencial para los telómeros, induce drásticas mejoras en ratones con cáncer de pulmón.

Cada vez que las células se reproducen, su material genético contenido en los cromosomas se duplica, y por cada división, el extremo de estos cromosomas se acorta. Los telómeros excesivamente cortos son tóxicos para la célula, que deja de replicarse y acaba siendo eliminada por los sistemas de limpieza celular.

Precisamente, la reparación constante de los telómeros con telomerasa es uno de los mecanismos que permiten a las células tumorales dividirse sin fin. Por tanto, los autores indican que parecía obvio atacar la telomerasa para controlar los tumores, aunque esta técnica no logró los resultados esperados.

ENFOQUE NOVEDOSO

El trabajo del CNIO propone un enfoque totalmente distinto para combatir la reproducción de los telómeros. Estos están formados por una secuencia de ADN repetida cientos de veces (la que se acorta en cada división celular), a la que se enganchan seis proteínas llamadas shelterinas, que forman una especie de capucha protectora.

De ahí que la estrategia del equipo del CNIO ha sido bloquear una de las shelterinas, en concreto TRF1, a fin de destruir este escudo protector. La idea de atacar las shelterinas no había sido probada hasta ahora por el temor a sus efectos secundarios, ya que esta proteína también se encuentra en las células sanas.

El trabajo actual, que lleva por subtítulo Las shelterinas como nueva diana en el cáncer , muestra sin embargo que bloquear TRF1 genera toxicidades menores toleradas por los ratones. En cambio, "este bloqueo sí que impide el crecimiento de carcinomas de pulmón ya establecidos", afirman los autores de la investigación.

Cuando se elimina TRF1 se induce una desprotección instantánea de los telómeros, lo que a su vez hace que las células entren en senescencia o mueran. Se ha comprobado que esta estrategia mata eficientemente las células del cáncer, frena el crecimiento tumoral y tiene efectos tóxicos tolerables.