Revivir una persona en el cuerpo de un donante muerto. Hasta ahora era cosa de película, el sueño de Frankenstein, pero un neurocirujano italiano asegura, sin reservas, que es capaz de hacerlo.
Afirma que puede realizar un trasplante de cabeza y médula espinal y conseguir que ese cerebro reviva en el cuerpo de otra persona. Es el moderno doctor Frankenstein del siglo XXI, el neurocirujano italiano Sergio Canavero.
Asegura poder revivir el cerebro de una persona en el cuerpo de un donante muerto. Una operación que cambiará, dice, el mundo para siempre. Asegura tener voluntarios para esta operación sin precedentes y confía en poderla realizar en Estados Unidos, China o La India.
Experimentos parecidos ya se han hecho con monos y perros. Todos fueron un rotundo fracaso. Al margen queda el interrogante ético de si es moralmente aceptable implantar la cabeza y médula espinal de una persona en el cuerpo de otra muerta.
El cine y la literatura ya nos han dado buenos ejemplos de lo que podría pasar entonces. Desde el drama encarnado en las películas clásicas de Boris Karloff, a la comedia más delirante del Jovencinto Frankenstein.
Canavaro no pasa de ser un charlatán para muchos colegas que dudan mucho que pueda hacer lo que promete. Pero no es menos cierto que ya se han conseguido hacer trasplantes integrales de cara. O trasplantes de manos y piernas a amputados que así han recuperado sus extremidades perdidas.
El sueño visionario de Canavero, con todo, abre un interesantísimo debate. ¿Dónde quedaría la identidad de esa persona trasplantada? Y, sobre todo, ¿cómo podría adaptarse a ese nuevo cuerpo?