Prensa agolpada a las puertas del hospital, visita de personalidades relevantes, partes médicos diarios, asesores, escoltas, curiosos. Cuando alguien relativamente importante atraviesa las puertas de un centro hospitalario como paciente el revuelo es seguro. Ocurrió con Esperanza Aguirre cuando ingresó en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid o con el rey Juan Carlos cuando se operó de la rodilla en la clínica USP San José. Por ejemplo en el hospital Gregorio Marañón de Madrid donde recientemente ingresó Rubalcaba o hace años Don Jaime de Marichalar se activa un protocolo especial llamado Código 15.
En otros centros se llama circuito VIP, pero el caso es que en la mayoría de los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid se activa un sistema para atender a pacientes que por diversas circunstancias requieren una mayor seguridad y también más confidencialidad. El paciente deja de tener nombre y apellidos y pasa a ser un número. Se da cabida a la seguridad personal suya pero si es preciso se incrementa la vigilancia del propio hospital ante la llegada de visitas de relevancia y sólo tres o cuatro personas del centro acceden a su historial médico para evitar filtraciones.
Este código se activa no solo para personajes de relevancia política sino tambien de relevancia social o que lleven aparejado algún riesgo que exija la máxima discreción como es el caso de mujeres maltratadas, según ha afirmado Rafael Lletget que es el Director General del Consejo General de Enfermería de España.
Cambia la acogida pero no la atención. El personal médico y de enfermería trabaja con las mismas garantías de calidad y con la misma dedicación
con todos los pacientes. Si un personaje VIP ha de estar en una Unidad de Cuidados Intensivos lo hará en las mismas condiciones que sus compañeros de sala, las visitas médicas serán las mismas y las atenciones hospitalarias similares. Tan sólo se hacen excepciones en aras de la seguridad del ingresado, y de todo el hospital.