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La llegada de demandantes de asilo no supone una carga para las economías europeas y puede tener incluso efectos positivos si una parte de ellos se convierte en residentes permanentes, según las conclusiones de un estudio francés que hoy divulga la publicación "Science Advances".

Un grupo de economistas del Centro Nacional de Investigaciones Científicas frances (CNRS) y de las universidades Clermont-Auvergne y Paris-Nanterre 1 analizaron un modelo estadístico que toma en cuenta los datos de 15 países de Europa occidental de 1985 a 2015, señaló el CNRS en un comunicado.

En el período estudiado, Europa occidental conoció un importante aumento del flujo de demandantes de asilo tras las guerras de los Balcanes (1991-1999) y la Primavera Árabe (a partir de 2011), al mismo tiempo que vivió la llegada masiva de inmigrantes de Europa del Este tras la ampliación de la UE en 2004.

Los investigadores concluyeron que el aumento del flujo de inmigrantes permanentes (sin contar a los demandantes de asilo) en un momento dado produjo efectos positivos hasta cuatro años después de esa fecha.

"El PIB por habitante aumenta, la tasa de paro disminuye y el gasto público suplementario se ve más que compensado por el aumento de los ingresos fiscales", señalan los autores del estudio.

En paralelo, los demandantes de asilo no provocaron ningún efecto negativo en el corto plazo y, en cambio, su influencia pasó a ser positiva después de 3 a 5 años, cuando una parte de ellos obtiene el estatus de refugiado y se convierte en un inmigrante permanente.

Los investigadores analizaron datos de Eurostat y la OCDE procedentes de los siguientes países europeos: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Holanda, Irlanda, Islandia, Italia, Noruega, Portugal, Reino Unido y Suecia.

Frente a los enfoques "tradicionales", que se centran en la relación entre los impuestos que pagan los inmigrantes y el gasto público que hace el Estado con ellos, los autores de este estudio aseguraron haber tomado en cuenta las "interacciones económicas" sin imponer conclusiones apriorísticas.

Para ello, señala la nota, recurrieron al modelo estadístico creado por Christopher Sims, premio Nobel de Economía en 2011, "muy utilizado para evaluar los efectos de las políticas económicas", según la nota.