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Hoy se celebra el día mundial contra la desertificación y la sequía: un fenómeno que afecta a más de 100 países en el mundo. Para que se hagan una idea, cada año se pierden 6 millones de hectáreas de tierra productiva en el planeta, y con el cambio climático la situación empeora. En España, también. La desertificación avanza por el 70% del territorio por la mala planificación y sobreexplotación de los recursos naturales, sobre todo del agua.

Incendios forestales, excesiva explotación de acuíferos y abandono de tierras agrícolas. Éstas son algunas de las causas que están acelerando la desertificación en nuestro país.

Tres cuartas partes del territorio nacional está en peligro de sufrir este fenómeno. Las consecuencias son claras: más calor, sequías cada vez más severas y menos agua.

El portavoz de Bosques de Greenpeace, Miguel Ángel Soto ha recordado que la subida de temperatura, menor precipitación y mayor riego de incendios a consecuencia del cambio climático "acelerarán estos procesos de pérdida irreparable de suelo".

"Celebrar esta fecha con 40 grados en muchas ciudades de España debe servirnos para reflexionar sobre el impacto que nuestras decisiones tienen sobre el medio ambiente", apuntó Greenpeace, antes de añadir: "No se puede decir más claro. Con el calor de estos días y la ausencia de precipitaciones, el riesgo de grandes incendios supone una seria amenaza para los ecosistemas y, sobre todo, el recurso suelo".

Las organizaciones ecologistas consideran que las mejores herramientas para frenar los procesos de desertificación en España son políticas hidráulicas y agrarias "racionales".

En el primer apartado reclaman un enfoque integrado de la gestión de la demanda, implicando a todos los sectores demandantes de agua, teniendo en cuenta los caudales ecológicos, persiguiendo la sobreexplotación y contaminación de los recursos hídricos, la proliferación de pozos ilegales y el mal us

Greenpeace reclamó "medidas urgentes" para evitar la desertificación , como luchar contra el cambio climático "reduciendo drásticamente las emisiones de CO2, descarbonizando la economía, eliminando el impuesto al sol y promoviendo el desarrollo de un modelo energético basado 100% en energías renovables".

Por su parte, Ecologistas en Acción denunció "la ausencia de medidas eficaces y adecuadas para frenar la preocupante el avance de la desertificación y gestionar adecuadamente las sequías en España".

"Uno de los principales factores que desencadenan esta situación es la elevada explotación que existe sobre los recursos hídricos y la reducción de los mismos a causa del cambio climático. Ambos elementos están conduciendo a una situación de colapso hídrico en una buena parte del territorio español y al avance de la desertificación. El cambio climático ya está reduciendo considerablemente la disponibilidad de agua en los ríos y acuíferos", explicó.

MÁS DE 250 MILLONES DE PERSONAS

Por otro lado, Naciones Unidas señala que la desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, lo cual está causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas.

Este proceso no hace referencia al avance de los desiertos existentes, sino que la desertificación se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta, a sobrexplotación y el uso inadecuado de la tierra. La pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad del suelo.

La ONU apunta que unos 250 millones de personas sufren directamente los efectos de la desertificación, mientras que unos 1.000 millones se encuentran en zonas de riesgo repartidas en más de 100 países. Entre ellos se encuentran las personas más pobres, marginadas y sin representación política.