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La Confederación Española de Detallistas de la Carne (Cedecarne) ha manifestado su disconformidad con el contenido del informe publicado por la OCU sobre hamburguesas envasadas, por su falta de rigor, que contribuye a crear una falsa alarma y una imagen distorsionada del producto y el sector cárnico.

Así ha reaccionado hoy en un comunicado esta patronal -que suma más de 30.000 empresas artesanales de carnicería y charcutería que emplean a 70.000 profesionales y una cifra de negocio de más de 5.600 millones de euros al año-, en referencia al informe de la OCU sobre calidad y contenido de las hamburguesas.

Según Cedecarne, el cárnico es un sector regulado por normativa nacional y europea "que garantiza la higiene y seguridad alimentaria" de los productos cárnicos, que se traslada a "un etiquetado adecuado" que aporta toda la información necesaria para que el consumidor pueda realizar sus elecciones de compra.

Las empresas del comercio minorista de la carne "cumplen con todos los requisitos de esta legislación y aplican además los procedimientos de una guía de prácticas correctas de higiene en la elaboración de sus productos", ha recalcado.

Recuerda que en el informe de OCU "se vierten opiniones totalmente subjetivas como alegar que el uso de sulfitos en el burger meat es una triquiñuela legal".

Según aclara, el sulfito "es un antioxidante de uso ampliamente extendido en un amplio abanico de productos alimentarios" como platos preparados, vinos y frutas desecadas, por lo que no debe pensarse que se utiliza para "enmascarar la mala calidad de estos alimentos como se afirma en el informe".

"Su uso está perfectamente regulado por normativa tanto a nivel de los productos en los que se puede utilizar, como en las cantidades máximas permitidas", puntualiza Cedecarne.

Por otra parte, el sulfito "siempre aparece en el etiquetado de cualquier alimento que lo contenga" por su carácter alergénico, al igual que componentes como el huevo, la lactosa, el gluten, detalla.

En el caso de los sulfitos, la dosis máxima que se puede añadir es de 450 mg/kg, lo que para una hamburguesa de 100 gramos supondría una cantidad máxima permitida de 45 mg. de sulfito, cifra que "difícilmente vamos a encontrar en alguno de estos productos".

"Es evidente que en cualquier caso, un alimento o un ingrediente ingerido en grandes cantidades va a causar los mismos efectos nocivos que el abuso de cualquier aditivo", advierten.

Para que el consumidor encuentre en el mercado productos perecederos con mayor fecha de caducidad -añade- es necesario "hacer uso de la ayuda tecnológica que aportan los aditivos sin que ello suponga una menor calidad del producto o un riesgo para su salud" porque "sería como poner en duda a toda la industria alimentaria".

En cuanto al contenido en sal de las hamburguesas, "no alcanzamos a entender con qué criterio objetivo establecen (la OCU) el valor de un 1 % en sal como excesivo".

Los detallistas argumentan que según las recomendaciones de la OMS, el consumo diario de sal estaría en 5 gramos, por lo que "habría que comer seis hamburguesas al día de 100 gramos cada una con este 1 % de sal para superar esta cantidad".

De igual modo, apuntan que la mala calidad debería basarse en la alteración de los caracteres organolépticos de la carne y no en su contenido graso, "como pretenden insinuar en el artículo" de la OCU, al tiempo que aseguran desconocer los parámetros utilizados en el informe para definir la citada calidad.

En todo caso, el comercio minorista de carne trabaja en un proyecto a dos años, con el apoyo de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), para reducir el contenido en sal y grasa de los derivados cárnicos frescos en un 10 % y un 5 % respectivamente y, entre ellos la hamburguesa en todas sus variedades, puntualizó.

En este contexto, Cedecarne pide que no se cree "una alarma innecesaria e injustificada" en la sociedad, que no se cuestione la profesionalidad de las empresas del sector cárnico ni se les ocasione un perjuicio económico y social.