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Practicar deporte de forma recreativa conlleva un riesgo de muerte súbita mucho mayor para hombres que mujeres, ya que son hasta 20 veces más propensos que sufrir este trastorno cardiaco, según ha destacado la Sociedad Española de Imagen Cardiaca durante la reunión anual que celebra estos días en Madrid. De hecho, ha destacado el presidente de esta entidad, Miguel Angel García-Fernández, entre el 75 y el 90 por ciento de los casos de muerte súbita se presentan en varones, de ahí la necesidad de identificar a las personas en riesgo y apartarlas de la práctica deportiva como medida preventiva.

Entre las pruebas que ayudan a valorar la salud del corazón y las modificaciones que se producen con el esfuerzo deportivo se encuentra electrocardiograma (ECG), "ya que permite observar una serie de cambios funcionales o secundarios al entrenamiento, como la ralentización de la frecuencia cardiaca o pequeños grados de bloqueo, y también otras alteraciones que ponen sobre aviso de la existencia de trastornos cardiacos que pueden ser peligrosos para la práctica deportiva", explica este experto.

El ecocardiograma, por su parte, permite valorar la anatomía de las válvulas y el miocardio y detectar anomalías ligadas a la muerte súbita, mientras que la prueba de esfuerzo analiza el comportamiento del corazón y sus cambios eléctricos con el ejercicio físico.

En cuanto a los exámenes médicos que se deberían realizar a los deportistas, García-Fernández señala que las guías europeas recomiendan la realización de ECG sistemáticos. "Los argumentos a favor del uso del ECG son su fácil acceso, bajo coste y alto valor predictivo negativo", ha explicado.

Además, es capaz de detectar el 90 por ciento de los casos de miocardiopatía hipertrófica, las anomalías coronarias congénitas, Sd QT largo, Wolff-Parkinson-White asintomático y Sd. Brugada, "todas ellas causas importantes de muerte súbita en deportistas jóvenes".

LOS CRIBADOS SISTEMATICOS, A DEBATE

Sin embargo, los cribados sistemáticos no están exentos de debate en cuanto a su conveniencia, ya que los deportistas suelen presentar alteraciones en el ECG sin significado patológico, lo que lleva a realizar pruebas adicionales de mayor coste y, en caso de falsos positivos, a la descalificación del deportista.

El coste es otro tema de discusión, que suele estar en unos 30 euros por atleta, mientras que el de la evaluación con ecocardiograma es de 100 euros por atleta. El porcentaje de atletas que requiere exámenes adicionales se estima en un 9 por ciento, lo que no tiene gran impacto en los costes totales. "En Estados Unidos no se recomienda el cribado sistemático precisamente por una cuestión de coste/beneficio debido al alto volumen de población deportiva y a la baja prevalencia de cardiopatías en este grupo", ha explicado.

No obstante, algunos estudios hablan a favor de la implantación de este cribado y apuntan que añadir el ECG a la exploración en el cribado de atletas entre 14 y 22 años salva unas 2,06 vidas al año por cada 1.000 atletas evaluados, con un coste de 42.200 dólares (unos 37.800 euros) por vida salvada, comparado con la realización solo de la exploración física. que salvaría 0,56 vidas al año.

"Este resultado es comparable en coste/efectividad de vidas salvadas/año con el uso de diálisis en pacientes con insuficiencia renal crónica", de ahí que pueda considerarse "una buena herramienta de cribado, con un coste razonable y capaz de salvar vidas".

Junto a estos cribados, también es clave en la prevención de la muerte súbita la enseñanza de maniobras de resucitación cardiopulmonar a la población deportiva, así como la instalación de desfibriladores semiautomáticos en gimnasios, polideportivos, campus universitarios.