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La noche se ha teñido de rojo en Rangún, la capital de la antigua Birmania. El incendio desatado en un almacén industrial ha provocado la tragedia. Cuando los bomberos llevaban veinte minutos trabajando, cuatro fuertes explosiones han desatado el incendio. Tres de ellos han muerto calcinados, las defraglaciones han sido tan fuertes, que han arrasado 41 naves industriales, cinco camiones de bomberos y docenas de casas.

En total el número de víctimas mortales asciende a 17 personas, aunque aún se buscan cuerpos bajo los escombros calcinados. Un centenar están heridos, de ellos 80 tienen quemaduras graves. Los habitantes de este barrio que han conseguido sobrevivir huyendo de sus casas, ahora contemplan desolados como lo han perdido todo: viviendas y pertenencias. Las fuertes explosiones han dejado un enorme cráter de seis metros de ancho y cuatro de profundidad.

Aún se están investigando las causas del incendio, en la nave industrial que ha ardido se almacenaban productos electrónicos y material químico. Todo apunta a un mal mantenimiento de bidones con sustancias utilizadas en la industrial farmacéutica que su forma de materia prima son altamente inflamables.