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La madre de Amets y Sara, las dos niñas de 9 y 7 años fallecidas ayer presuntamente a manos de su padre en San Juan de la Arena, denunció en 2013 a su expareja por vejaciones y solicitó una orden de alejamiento para ella que no le fue concedida, pero también que las menores mantuvieran contacto con su progenitor.

La autopsia de los cadáveres de las pequeñas ha confirmado que murieron de forma violenta en el domicilio del padre, donde la Guardia Civil localizó una barra metálica ensangrentada con la que presumiblemente las golpeó.

José Ignacio B.A., de 55 años y natural de Basauri (Vizcaya), se habría suicidado poco después arrojándose desde un puente de la autovía A-8, según la principal hipótesis que baraja la Guardia Civil.

Los cadáveres fueron localizadas a última hora de la tarde de ayer en la vivienda que su padre tenía alquilada en San Juan de la Arena tras haberse separado hace algunos mese de su esposa, que residía junto a las niñas en la cercana localidad de Soto del Barco.

Tras hallar a media tarde el cuerpo del padre bajo el puente de la autovía, la Guardia Civil acudió al domicilio del fallecido ante la preocupación de los familiares de las niñas, a las que debía devolver a su madre tras haber pasado la tarde con ellas.

La madre de las pequeñas, que desde ayer recibe atención psicológica, había presentado en mayo de 2013 una denuncia por vejaciones contra su expareja en la que, no obstante, admitía que éste nunca tuvo un comportamiento violento con ella ni con sus hijas, pero que sí la había insultado durante una discusión.

Así, manifestaba que desde hacía un tiempo las discusiones de ese tipo se habían repetido por lo que su abogado pidió un orden de alejamiento, pero sólo para ella ya que dijo expresamente que no quería que las niñas cortasen la relación con su padre.

El juzgado, de acuerdo con la Fiscalía, sobreseyó el caso y denegó la orden de alejamiento sin que tuviera constancia de ninguna otra denuncia por alguna reacción violenta o amenazante del padre hacia las niñas ni antes ni después de que se tramitase la denuncia.

Meses después el juzgado fijó, a petición de la madre, un régimen de visitas los martes y jueves de 6 a 8 de la tarde y estableció que, dada su situación económica, el padre aportase 150 euros mensuales a la manutención de sus hijas, cantidad que dejó de pagar en ocasiones, lo que había dado lugar a una nueva denuncia.

El suceso ha causado consternación en el municipio costero de Soto del Barco, que mañana acogerá una concentración de repulsa, y en toda Asturias, cuyo Parlamento ha guardado un minuto de silencio.

Además, en Basauri (Bizkaia) más de un centenar de personas se han concentrado frente al Ayuntamiento junto a representantes de todos los grupos de la corporación -formada por PNV, PSE-EE, EH Bildu y PP- para condenar el "brutal asesinato" de Amets y Sara.

Durante la concentración, el alcalde de Basauri, Andoni Busquet, del PNV, ha explicado que el padre de las niñas era natural de esta localidad, pero que en las últimas décadas no había residido en la misma ni, al parecer, mantenía con este pueblo vínculo alguno.

Con la muertes de Amets y Sarat tres niños han perdido la vida en lo que va de año a manos de sus padres o de las parejas de sus madres, según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que contabiliza los menores víctimas mortales por violencia de género desde 2013, año en el que fueron asesinados seis niños.

El Gobierno ya ha anunciado que modificará el artículo 1 de la Ley de Medidas de protección Integral contra la violencia de género, de 2004, para incluir a los menores como víctimas, por lo que tendrán acceso a todos los instrumentos y servicios que se aplican a sus madres.