El padre del niño metido en una maleta: "Pensé que mi hijo ya había logrado entrar"
"Pensé que mi hijo ya había logrado entrar". Estas fueron las primeras palabras que Abou O., un costamarfileño de 42 años, pronunciaba a la Guardia Civil de Ceuta cuando era detenido por haber intentado introducir a su hijo en España escondido dentro de una maleta.
La curiosa historia se produjo ayer en la frontera que separa Ceuta de Marruecos cuando un niño de 8 años era localizado en el interior de una maleta que llevaba una marroquí, a la que presuntamente había pagado el padre del menor para que lo cruzara por la aduana.
La actitud nerviosa de la joven, una marroquí de 19 años identificada como F.E.Y. y residente en la población de Castillejos (distante dos kilómetros de la frontera ceutí), dio origen a la intervención de los agentes que comprobaron que la joven se había quedado parada unos momentos antes de llegar al control policial.
"Titubeaba mucho y parecía que no quería pasar con la maleta", según ha comentado un portavoz del instituto armado a la hora de explicar la intervención producida a plena luz del día, unos momentos antes de las doce de la mañana.
Esta situación levantó las sospechas de los agentes que hicieron a la joven pasar su maleta por el escáner, lo que dio como resultado la localización de un niño de 8 años que se escondía en el equipaje que carecía de respiraderos y donde su integridad podía correr peligro debido a la falta de espacio. Inmediatamente, la joven fue arrestada y el niño atendido por la Cruz Roja Española, que certificó que estaba en buenas condiciones.
"Al principio pensábamos que se podía tratar de bultos de droga pero poco a poco comprobamos que era un cuerpo humano", ha afirmado un integrante de la Guardia Civil sobre esta inusual intervención en la frontera.
Sin embargo, la historia no quedó ahí ya que una hora y media después su padre, Abou O., cruzaba la frontera a pie y ante las preguntas y la insistencia de los agentes -al tener el mismo nombre que el niño detenido momentos antes- acababa reconociendo que era su padre.
Abou O. había conseguido permiso de residencia en España en el año 2013, vivía en Las Palmas de Gran Canaria y presuntamente había viajado hasta su país para regresar a España con su hijo. Previamente, alcanzó un acuerdo con la marroquí para que le cruzara la aduana en la maleta, al menos así lo estima la Guardia Civil por las primeras declaraciones.
La Guardia Civil ha señalado que, a diario, cruzan la frontera más de 20.000 personas, por lo que, en estos casos, la intuición y experiencia de los agentes suele ser un factor "fundamental" para la detección de personas que intentan aprovechar esta acumulación de viajeros para realizar actividades ilícitas.
Estas actividades suelen estar relacionadas con el tráfico de hachís, de tabaco e incluso en algunas ocasiones de animales pero no de personas. Mientras tanto, el menor, que siempre mantuvo un comportamiento ejemplar -según los agentes que lo atendieron-, ya descansa en un centro de menores de Ceuta, intentando recuperarse anímicamente de esta curiosa historia.
La desesperación de un padre, que en las próximas horas tendrá que contar su versión al juez, deja, a veces, intervenciones tan pintoresca como esta última.
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