Más de 4 millones de adultos españoles sufren insomnio crónico
La apnea del sueño facilita el desarrollo de hipertensión, insuficiencia cardiaca, y el cáncer
El 70% de las personas con insomnio crónico no acude al especialista para tratar este trastorno
Más de 4 millones de adultos españoles sufren insomnio crónico, y entre un 25-35 por ciento de la población adulta lo padece transitorio, según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), por lo que este viernes se celebra el Día Mundial del Sueño, con el objetivo de fomentar el conocimiento de los distintos trastornos del sueño.
El insomnio es un problema de salud importante ya que, en su forma crónica, se ha asociado a una reducción en la calidad de vida, pero también al rendimiento diario, a déficits cognitivos y de memoria, a problemas de ansiedad y depresión, así como a problemas de hipertensión, diabetes, obesidad, con lo que eso supone para la salud y para la aparición de otras enfermedades.
El ritmo de vida actual y el envejecimiento de la población hacen, además, que insomnio sea un trastorno cada vez más común. "Actualmente, y en sus distintas variantes: conciliación, fragmentación o mantenimiento, despertar precoz, sensación de sueño no reparador y paradójico, es el principal motivo de consulta en sueño", ha señalado el coordinador del Grupo de Sueño de la SEN, el doctor Hernando Pérez Díaz.
Sin embargo, no todos los casos se tratan igual porque no todos los pacientes sufren insomnio por las mismas razones y existen muchos factores que pueden ser responsables.
En los casos de insomnio se debe hacer una distinción entre lo que son causas primarias, que son las más frecuentes y que están relacionadas principalmente con una higiene inadecuada del sueño o con aspectos psicológicos;*y las secundarias, en las que el insomnio es síntoma de otra patología.
Cuando las causas son primarias, la terapia que ha resultado más efectiva es la conductual-cognitiva. Esta terapia puede resolver aproximadamente un 70 por ciento de los insomnios y consiste en tratar de controlar los factores que lo generan, que normalmente suelen ser malos hábitos de sueño. Además, transitoriamente se puede emplear algún tratamiento farmacológico para reducir la ansiedad y facilitar el sueño.
Con respecto a lo anterior, "hemos comprobado que el aumento de los casos de insomnio también ha generado un incremento en el consumo de benzodiacepinas y, además, de forma prolongada en el tiempo", por lo que es importante recordar que las benzodiacepinas no se deben utilizar más de 12 semanas seguidas porque entorpecen cognitivamente por sus efectos sedativos o depresores del sistema nervioso central y, por sus efectos de relajación muscular fomentan caídas, reflujo gastroesofágico o apneas.
Además, recientemente se ha comprobado que la toma crónica de benzodiacepinas aumenta hasta un 51 por ciento el riesgo de desarrollar Alzheimer, según ha apuntado el doctor Hernando Pérez.
EL INSOMNIO RELACIONADO CON OTRAS PATOLOGIAS
El insomnio puede ser un síntoma de otra enfermedad. Por lo tanto es importante un correcto diagnóstico de este trastorno y actuar sobre la causa y no sólo en los síntomas.
Entre los problemas neurológicos que pueden provocar insomnio se podría destacar la demencia y la enfermedad de Parkinson, el síndrome de piernas inquietas, la narcolepsia, la hipersomnia, traumatismos craneoencefálicos, encefalopatías, pero también otras como la apnea del sueño o aquellas enfermedades neuromusculares que, al provocar dificultad respiratoria, producen insomnio.
"Se estima, por ejemplo, que los trastornos del sueño pueden llegar a afectar al 98 por ciento de los enfermos de Parkinson, dependiendo de la evolución de la enfermedad o que el 25 por ciento de los enfermos de Alzheimer, en cualquiera de sus fases, padecen insomnio", ha afirmado el experto.
Para evitar el insomnio, los expertos recomiendan llevar un ritmo de vida regular manteniendo estables los horarios de sueño y comidas y aprovechar los ciclos de luz para ajustar los horarios; evitar agentes externos que puedan importunar el descanso, y evitar las comidas copiosas y las bebidas estimulantes, sobre todo antes de dormir.
Además, otras de las recomendaciones pasan por realizar deporte y llevar un estilo de vida activo; no tomar medicamentos para dormir sin consultar antes con un especialista, y consultar con los especialistas si se piensa que puede padecer algún trastorno del sueño.
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