Estudiante en un instituto | Europa Press
(Actualizado

El 50% de los estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) no es capaz de distinguir un bulo o titular falso ('fake news') frente a otro verdadero sobre un mismo tema, según revela una investigación de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) realizada con el apoyo de una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales de la Fundación BBVA.

El 70% de la población entre 10 y 15 años dispone de teléfono móvil, su principal medio de acceso a Internet, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), pero la universalización del canal no ha ido pareja al desarrollo de las habilidades que permiten enfrentarse con destreza y sentido crítico a la información masiva que reciben diariamente.

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Este proyecto de investigación, denominado ALFAMADESO y coordinado por Eva Herrero, profesora del Departamento de Comunicación de la UC3M, concluye que a pesar de ese masivo acceso a información carecen de la madurez necesaria y precisan de "recursos y herramientas para que de manera autónoma sepan distinguir la información válida y tengan una visión más crítica de lo que escuchan, ven y leen".

Según el estudio, aunque el 60% de los estudiantes encuestados afirma que sabe diferenciar entre una noticia verdadera y una falsa, el 49,79% de ellos no es capaz de distinguir titulares verdaderos de falsos.

Así, cuando se les propuso cuatro titulares (2 verdaderos y 2 falsos), "casi un 60% dio con el titular falso (acertó) en el caso de dos noticias sobre la COVID-19, pero la proporción se invierte en una noticia de sucesos, pues el 52,6% no supo identificar un bulo sobre inmigración ilegal", apunta la profesora Herrero.

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Falta formación

La práctica universalización del acceso a la información abre la puerta a un caudal de contenido sin precedentes, pero esto no se traduce necesariamente en información de calidad.

"El 64% de los alumnos de secundaria no es capaz de citar el nombre de un solo periodista. Y, entre quienes sí conocen alguno, se trata de profesionales con mucha presencia en redes sociales, como Jordi Evole o Sara Carbonero", detalla la investigadora.

De este modo, se concluye que los referentes mediáticos de los adolescentes no son, salvo contadas excepciones, periodistas o profesionales de la comunicación. Para los adolescentes, la actualidad se sigue en las redes sociales y la referencia mediática son los influencers. "Las redes más populares en esta franja de edad son Instagram, con un 64,4%, y TikTok, con un 10,4%, seguidas de Whatsapp 9% y YouTube 5%.

Hubo encuestados que mencionaron hasta 14 redes sociales distintas y 31 influencers en su menú de consumo mediático habitual", indica Herrero, quien apunta, además, un sesgo de género.

"En las encuestas se mencionan hasta 463 influencers distintos, de los que más del 85% son hombres. Aunque en el Top 10 global de influencers aparecen cuatro mujeres (Marta Díaz, Rivers, Paula Gonu y Dulceida), cuando se pregunta sólo a hombres ninguna mujer aparece en su Top 10", concreta la profesora.

Además, el estudio señala que la relación con los contenidos es superficial e impulsiva. "Les hemos preguntado y descubrimos que muchos comparten sin hacer clic en la noticia; basta con que el titular o la foto 'te lleguen', que apelen a emociones básicas", explica.

"Los estudiantes de la ESO consumen de manera compulsiva material audiovisual, pero sin pausa para digerir los contenidos. Esto hace más fácil que se crean todo por falta de capacidad crítica y de buscar otras fuentes. El influencer se convierte así en fuente de autoridad", incide la investigadora.

El estudio se ha presentado en una jornada sobre alfabetización mediática celebrada recientemente en el Campus Madrid-Puerta de Toledo de la Universidad.