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La siniestralidad vial subió el pasado año por cuarto año consecutivo, con 1.830 fallecidos en las carreteras y en las ciudades contabilizados a treinta días, 20 más que en 2016, y casi la mitad (el 46 por ciento) fueron motoristas, ciclistas y peatones.

Colectivos vulnerables que preocupan especialmente al nuevo director general de Tráfico, Pere Navarro, que hoy ha ofrecido su primera rueda de prensa tras haber tomado ayer posesión de un cargo que ya ejerció con el Gobierno socialista.

Con datos cerrados de 2017 al haberse contabilizado los heridos que murieron en los 30 días siguientes al accidente, el año pasado terminó con 1.830 muertos, de los que 408 eran motoristas, 351 peatones y 78 ciclistas.