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Transcurrido un año desde la falta de Diana Quer, la joven madrileña de 18 años que desapareció tras asistir a las fiestas de la localidad donde veraneaba, A Pobra do Caramiñal, son muchas las incógnitas abiertas mientras la Guardia Civil no tiene nuevas pistas en las que indagar.

Durante este periodo, el terminal móvil de Diana, un iPhone de color blanco, fue la primera y única pertenencia de la joven que se halló, a finales de octubre, sumergido en el mar en una zona muy próxima al puerto de Taragoña (Rianxo), donde unos testigos habían situado a la joven madrileña el día de la desaparición, el pasado 22 de agosto de 2016, aproximadamente a unos quince kilómetros del municipio en el que se le perdió el rastro.

No obstante, y a pesar de que son muchos los trabajos realizados sobre este teléfono, cuyo contenido se consiguió rescatar después de que el terminal fuese desbloqueado por una empresa en Alemania, ninguno de ellos ha dado como resultado alguna prueba fiable sobre el paradero de la joven.

Bajo estas premisas, el pasado 19 de abril, el juzgado de instrucción número uno de Ribeira decretó el archivo provisional del caso de la desaparición de Diana Quer, que reside en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, aunque los investigadores inciden en que no por ello ha disminuido ni un ápice el esfuerzo de la Guardia Civil en la búsqueda de la madrileña.

Cuando se constató su ausencia, se facilitó una descripción que decía que la chica llevaba un pantalón corto rosa, camiseta blanca, sudadera y zapatillas negras con cordones, pero los testimonios de personas que dicen haberla visto aquella madrugada explican que cambió de vestimenta.

A lo largo de la investigación más de cuatrocientas personas han sido interrogadas, muchas como testigos y algunas como posibles sospechosas, que han ido aportando información incluida en una base de datos creada "ad hoc" para esta investigación.

En esas exhaustivas pesquisas están incluidas todas las personas que en ese momento estaban en A Pobra y en los alrededores, los 250 seguidores que Diana tenía en las redes sociales, sus amigos y conocidos de Pozuelo de Alarcón (Madrid) e Ibiza, quienes tenían antecedentes o los reclusos que gozaban de un permiso penitenciario, entre otros.

También se han visionado todas las cámaras del recorrido que pudo hacer Diana y los investigadores han rastreado parajes cercanos al lugar de la desaparición, incluso con batidas ciudadanas para contribuir a la búsqueda de la joven.

Diana desapareció del municipio coruñés en el que se encontraba veraneando con su madre y su hermana y, tras este episodio, el padre de la joven, separado de su progenitora, también se desplazó hasta A Pobra do Caramiñal para contribuir en el seguimiento de su hija.

Pero después de semanas sin noticias, y en las que se llevaron a cabo numerosas batidas por la comarca de O Barbanza y cercanías, los padres de esta chica desaparecida, Diana y Juan Carlos, abandonaron A Pobra do Caramiñal para volver a Madrid, su lugar de residencia habitual.

Desde el momento que se perdió el rastro de Diana, el día a día está siendo extremadamente duro para los Quer López-Pinel, que han vivido a lo largo de este año grandes enfrentamientos familiares, que derivaron en que incluso Valeria Quer, la hermana menor de Diana, fuese trasladada a la comisaría de Pozuelo de Alarcón por supuestas amenazas a su madre, aunque posteriormente fue puesta en libertad.

Este viernes comenzaron las fiestas de la Virxe do Carme dos Pincheiros en Pobra do Caramiñal, festejos que este año estarán marcados por la desaparición hace ahora un año de la joven, que el pasado verano puso a este pequeño pueblo marinero de la costa gallega en el foco mediático de todo el país.