Vídeo: REDACCIÓN | Foto:Telemadrid
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A las nueve de la mañana de este jueves todo era expectación en la playa francesa de Sangatte, al noroeste del país.

El campeón de esquí acuático Franky Zapata, en la zona de lanzamiento, se ajustaba su equipo volador. Un flyboard, diseñado por él mismo con el apoyo del ejército francés. Plataforma volante propulsada por cinco pequeños reactores y una mochila con 40 litros de queroseno para alimentarlos. Todo listo y a volar.

El reto era atravesar el Canal de la Mancha a vista de pájaro, cuando se cumplen 110 años del primer cruce aéreo y llegar a Dover, ya en el Reino Unido, en 20 minutos. A una altitud de entre 15 y 20 metros le vimos alejarse a 140 kilómetros hora surcando el cielo en su monopatín volador.

Sabía que la hazaña era difícil porque el invento solo aguanta sin repostar 10 minutos y debía aterrizar en un barco para hacerlo. Pero el fuerte oleaje se lo impidió y los buzos tuvieron que rescatarle. Sano y salvo, aunque muy frustrado.

Francia y el resto del mundo tienen sus ojos puestos en el hombre volador

"Hay cosas que suceden y no puedes planearlas. Viajó más kilómetros de lo previsto y voló más rápido pero eso también es bueno, justificaba su mujer"

Seguro que hay segundo intento porque Francia y el resto del mundo tienen sus ojos puestos en el hombre volador, estrella del desfile de la fiesta nacional francesa. Es la última incorporación de las fuerzas armadas galas, innovación militar por la que se ha desembolsado 1,3 millones de euros. Soldados que ya podrían volar aunque cueste mantenerse.