El padre del acusado de dejar parapléjica a su pareja de una paliza ha asegurado hoy que su hijo es un "muchacho normal", pero cuando bebe se pone "fuera de sí". "El mayor y yo creo que el único problema que tiene" es el alcohol, ha dicho.
El padre ha declarado esta mañana como testigo en la segunda y última sesión del juicio en la Audiencia de Cantabria contra el hombre de 39 años que se enfrenta a una condena de más de 21 años de cárcel y a una indemnización que supera los 800.000 euros por delitos de maltrato habitual y lesiones dolosas, con el agravante de parentesco.
La víctima quedó parapléjica en mayo de 2015, cuando saltó por la ventana de un primer piso para huir de la paliza que su pareja le estaba propinando en la casa que compartían en Polanco, delante de su hijo de tres años y medio. "Al ver que venía hacia mi como un loco salté para salvarme", declaró ayer durante el juicio.
Por la sala de vistas han pasado hoy varios testigos de la defensa que han coincidido en que el acusado tenía un problema con el alcohol y que la noche en la que se produjo la agresión más grave había bebido hasta tambalearse y estaba muy borracho.
Un amigo que le acompañó esa noche de bares ha contado que bebieron "muchísimo", hasta doce cubatas cada uno.
"Me acuerdo de que estábamos muy mal". "Él se tambaleaba, gesticulaba mucho", ha dicho este testigo, quien ha explicado que esa noche, que fue "especial" porque estuvieron en Torrelavega y después en otros dos pueblos distintos, el acusado estaba "muy nervioso y se marchó a casa en coche como derrapando".
La camarera del último bar en el que estuvieron, en Posadillo (Polanco), ha contado que llegó a su local ya bastante bebido y allí se bebió "nueve cubatas más tranquilamente". "Bebía en un vaso de tubo y raca, raca", ha descrito.
El padre del acusado ha asegurado que su hijo es una persona "normal", que se pone "fuera de sí" cuando bebe, y que tiene un problema con el alcohol del que ha intentado curarse en dos ocasiones, aunque acabó abandonando el tratamiento.
Según ha relatado hoy, su exnuera le contó que a veces llegaba a casa y "se liaba a golpes con todo lo que encontraba por allí", con las puertas, las mesas y las sillas, por lo que él le recomendó que denunciara ante la Guardia Civil, pero no porque la pegara, como ella contó ayer en el juicio. "Jamás me dijo que le había pegado", ha subrayado.
En base a estos testimonios, la defensa ha pedido que se aplique al acusado la atenuante muy cualificada de embriaguez, a la que suma la de reparación del daño, porque antes del juicio la familia del presunto agresor ha depositado una fianza de 30.000 euros para hacer frente a una eventual indemnización y sigue pagando la hipoteca de la casa de Polanco para ponerla a disposición de la víctima.
La abogada ha pedido una condena de 30 días de trabajos en beneficio de la comunidad por maltrato, un año y seis meses de cárcel por lesiones imprudentes, y una indemnización de 688.000 euros.
La acusación particular y la Fiscalía han mantenido la petición de condena de más de 21 años de cárcel y han solicitado que se retire al agresor, en prisión provisional desde 2015, la patria potestad de su hijo.
Según la fiscal, la mujer ha sido el "punching ball" de su pareja durante unos años en los que "vivió un auténtico infierno".