Vídeo: Redacción | Foto:Telemadrid
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La extrema fragilidad de la piel y las mucosas que acompañan a la epidermólisis bullosa hereditaria, conocida como la enfermedad de la piel de mariposa, obliga a quienes la padecen a convivir a diario con el dolor, el que se produce con las curas al despegar los apósitos y aplicar los nuevos. Este martes se celebra el Día Internacional de la Piel de Mariposa, un grupo de enfermedades genéticas que tienen en común esa fragilidad, que se manifiesta, según explica Rocío Maeda, dermatóloga del Hospital La Paz (centro de referencia de la patología), desde el nacimiento, con la aparición de ampollas o la ausencia de piel en algunas partes del bebé.