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Investigadores japoneses han construido un par de relojes que dicen son tan precisos que perderán un segundo cada 30.000 millones de años, más del doble de la edad del Universo. Los relojes de celosía óptico-criogénicos no son bonitos, se parecen más a ordenadores portátiles gigantes desmontados que a relojes de pared, pero son tan precisos que la tecnología actual no puede ni medirlos.

El equipo de investigación dirigido por Hidetoshi Katori, un profesor de la Universidad de Tokio, cree que ha tomado un camino que va más allá de la tecnología de los relojes atómicos que se utilizan actualmente para definir el 'segundo', informa este organismo en un comunicado.

El nuevo reloj utiliza un láser especial para atrapar átomos de estroncio en pequeñas estructuras en forma de cuadrícula, según el equipo, que publicó el estudio en la revista Nature Photonics. A continuación, mide la frecuencia de la vibración de los átomos, usándolos como "péndulo atómico", según el estudio.

El sistema es tan delicada que debe operar en un ambiente frío, alrededor de -180 grados Celsius, para reducir el impacto de las ondas electromagnéticas que lo rodean y para mantener la precisión de la máquina, dijo el equipo. Los investigadores conectaron los dos relojes durante un mes, y estima que se necesitarían unos 30.000 millones de años para desviarse por un segundo.

Eso es mucho más preciso que el reloj átomo de cesio, que se utiliza para definir el segundos, y que puede desviarse un segundo cada 30 millones de años, dijeron. La tecnología podría ser aplicada a los sistemas de posicionamiento global por satélite y las redes de comunicación, mientras que también sirve como base para diversas tecnologías de precisión.