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La principal residencia pública de ancianos de Pekín cuenta actualmente con una lista de espera de nada menos que un siglo, una demora de toda una vida sólo accesible para generaciones venideras, informa hoy el diario "Beijing Evening News".

La residencia, que cuenta con 1.100 camas y más de 10.000 interesados, ofrece calidad, una ubicación "conveniente" y es "relativamente asequible", aseguró al citado rotativo Su Ying, un ciudadano pequinés que intentó sin éxito ingresar a su madre, quien sufre parálisis y necesita cuidados profesionales.

El periódico relata que cada vez resulta más complicado encontrar un sitio adecuado para la población de mayor edad en Pekín, ya que las residencias públicas de calidad están saturadas y las privadas son muy caras, con precios que rondan los 250.000 yuanes al año (alrededor de los 40.000 dólares).

Aunque los ancianos son tradicionalmente atendidos por sus descendientes en China, la política gubernamental del "hijo único" -que ha envejecido considerablemente la población del país- dificulta que una sola persona pueda hacerse cargo de sus padres, sobre todo si padecen alguna enfermedad.

Pese a que en la potencia asiática, muy respetuosa con los ancestros, todavía se ve con recelo recurrir a las residencias, cada vez hay más demanda por las citadas razones, dice el periódico, y cifra en 450.000 los mayores que en 2011 vivían en estos hogares.