La resistencia a los antibióticos provocará 10 millones de muertes cada año en 2050
Los médicos no deben recetar antibióticos sin una prueba previa
Los médicos no deberían recetar antibióticos a ningún paciente sin una prueba previa que demuestre que son necesarios, según un informe encargado por el Gobierno británico y divulgado hoy con propuestas para frenar el avance de bacterias resistentes.
El primer ministro británico, David Cameron, encomendó ese trabajo en 2014 a Jim O'Neill, antiguo economista jefe de la firma Goldman Sachs, nombrado secretario comercial del Tesoro británico en mayo de 2015.
Las proyecciones publicadas por el economista sugieren que, si no se toman medidas, la resistencia a los antibióticos tendrá un coste sanitario global de 100 billones de dólares entre 2014 y 2050, y provocará 10 millones de muertes cada año a mitad de siglo.
Para revertir esa tendencia, O'Neill propone que los sistemas públicos de salud veten las prescripciones de antibióticos sin una prueba médica rápida para comprobar que se está tratando una infección bacteriana, unos test que admite que todavía no existe y para los que habría que incentivar a la industria.
"Los diagnósticos rápidos podrían reducir el uso de antibióticos, dado que permitirían a los doctores saber si la infección del paciente es viral o bacteriana, por lo que solo se recetarían antibióticos a quienes lo necesiten", explica el documento.
Otro de los pilares del informe del economista es obligar a la industria farmacéutica a pagar multas si eluden invertir fondos en la investigación para desarrollar nuevos antibióticos. Del mismo modo, O'Neill cree que las empresas deben ser "recompensadas" por sus avances en ese campo.
"Creemos que existe una necesidad justificada para que la industria farmacéutica pague, dada la importancia de los antibióticos para siete mil millones de personas en todo el mundo", argumenta el informe, que basa sus recomendaciones en modelos desarrollados por el grupo de pensamiento estadounidense Rand y la firma de auditoría KPMG.
La Asociación Británica de la Industria Farmacéutica criticó esa propuesta al considerar que "no reconoce la necesidad de ofrecer una respuesta colaborativa" y sostuvo que "trasladar la responsabilidad a un solo grupo no solventará el problema".
La directora de Investigación Médica e Innovación de la Asociación, Virgina Acha, afirmó que la industria ya está invirtiendo un 3,7% de sus recursos para nuevos fármacos en remedios contra infecciones y vacunas.
O'Neill apunta asimismo en su informe a la necesidad de "monitorizar y reducir" el uso de antibióticos superfluos en animales, dado que en ocasiones se utilizan en la cría de animales de granja para mejorar el rendimiento de explotaciones ganaderas. Las bacterias resistentes generadas en animales también pueden transmitirse a los humanos, lo que agrava el problema de salud global.
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