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La joven hispano-argentina María Jimena Rico, que fue retenida en Estambul tras ser localizada después de estar desaparecida junto a su novia egipcia, Shaza Ismail, espera que lo que les ha ocurrido sirva para combatir la represión homosexual en los países árabes. Rico, que huyó de Dubái, donde reside la familia de su novia, tras sentirse ambas "amenazadas de muerte", ha explicado hoy en rueda de prensa que su historia ha llegado a los países árabes y cree que puede ayudar a mucha gente que vive una situación de represión homosexual.

"Para algunas personas puede ser un empujón para hablar e intentar movilizarse y hacer algo, y también para acabar con la corrupción en algunos países y que las cosas cambien", ha dicho. La joven, de 28 años, ha ofrecido una rueda de prensa en el Ayuntamiento de Torrox (Málaga), municipio en el que vive su familia y al que llegó en la madrugada del sábado desde Barcelona, hasta donde fue deportada procedente de Turquía junto a su pareja.

Rico ha agradecido la presión de los medios de comunicación -"sin la que hoy no estaríamos aquí sentadas", ha afirmado- y ha detallado que su prioridad ahora es que Shaza, de 21 años, que tiene un permiso temporal de estancia en España, obtenga la documentación necesaria para permanecer aquí. En este sentido, ha asegurado que sus planes son casarse y que lo hará en su pueblo, y que cuando se reúna con su abogada y pueda aclarar todos los detalles, presentará una denuncia "contra todo el mundo, desde el primero al último".

Ha declarado que su novia ha vivido "un calvario" desde los 15 años, cuando fue amenazada por primera vez por su condición sexual, pero ella le dijo "que no se podía conformar con vivir infeliz y que había más mundo fuera". Ha relatado que volvieron a Dubái desde Londres, donde vivían, engañadas por el padre de Shaza, que les dijo que su madre estaba enferma, y una vez allí, "aseguró a su hija que nunca se iba a casar con una mujer y que no la dejaría irse de su casa".

Escaparon hasta Georgia y, cuando estaban en el aeropuerto de Tiflis para regresar hasta Londres, apareció el padre de Shaza, "que fingió un infarto, nos rompió la documentación y me amenazó de muerte". Tras este altercado, en el que intervino la Policía, ella renunció a que encarcelaran al padre de Shaza y fueron llevadas hasta la frontera de Turquía, país en el que entraron "de forma legal", porque renovaron la documentación.

Pese a ello, cuando entran en Turquía, son detenidas "por terrorismo", y cree que en esa acusación "pudo tener algo que ver la abogada del padre de Shaza", que les venía "siguiendo la pista".

Ha denunciado el trato recibido por las autoridades turcas, que les aplicaron "una doble discriminación, por ser terroristas y por ser lesbianas", y ha afirmado que le hicieron firmar un papel en lengua otomana sin traductor por el que renunciaban a recibir asistencia consular.

Ha señalado que estuvieron tres días retenidas, los dos primeros sin que les diesen de comer, y que en un traslado pudo hacerse con un teléfono y llamar a su familia, y que a raíz de eso se activó su búsqueda, porque hasta ese momento Turquía negaba que estuviese en ese país. Ha declarado que el peor instante fue cuando las separaron e hicieron creer a Shaza que ella se había marchado y la había dejado allí, y ha insistido en que incluso cuando estaban en el aeropuerto para ser deportadas no terminaban de creérselo.

Por su parte, Shaza Ismail ha manifestado que, en cierta medida, esperaba la reacción de sus padres, porque son personas muy religiosas, pero confiaba en que con el tiempo la aceptasen, y en cuanto al trato en Turquía lo ha calificado de "inesperado, inhumano y horrible". La joven, nacida de Dubái pero con nacionalidad egipcia, ha agradecido a España que la haya acogido tan bien y que le haya dado la oportunidad de ser quien es.