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Pueden estar consumiendo drogas, participando en botellones, asistiendo a macrofiestas "rave" y que nada se sepa en el entorno familiar. Pero hay síntomas que pueden delatar esa doble vida oculta y arriesgada. Esteban Cañamares, psicólogo clínico asegura que además de los síntomas físicos como el insomnio, la falta de apetito o las pupilas dilatadas existen signos psíquicos y de cambio de comportamiento que pueden detectar una práctica de riesgo. Cuando el joven muestra irritabilidad, cansancio repentino, cuando cambia de amigos, presenta dejadez y descuida su higiene podemos estar ante un adolescente en riesgo siempre que esos aspectos los exagere mucho más de lo habitual, ya que son actitudes propias de la adolescencia que bien podría inducirnos a un error. Si se observa algo extraño la familia debe preguntar directamente al joven. Si no consume contestará que no, y si consume también dirá que no por lo que según Cañamares, en lo que hay que fijarse es en la cara porque si reacciona airado y enfadado estamos en el buen camino porque le indignará que se le acuse de algo falso. Por el contrario si reacciona con mirada esquiva y evasivas hay que encender las alarmas.

Si se sospecha que con las redes sociales puede entrar en contacto con ambientes perjudiciales , los expertos recomiendan vigilar. Muchos recurren a herramientas informáticas como las que sugiere Antonio Durán, director de la tienda del espía que asegura que existen programas que revisan el correo electrónico, dispositivos que dan cuenta de todas las conversaciones del móvil y test de drogas incluso.

Quizá sean casos extremos. Lo ideal sería intentar dialogar con el joven generando un clima de confianza