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Vega, Altair, Casiopea, las Perseidas, los satélites Starlink... todo lo que puedes ver este verano en el cielo de Madrid
- Desde la ciudad se puede ver el carro de la Osa Mayor, Vega, Casiopea, todo el Triángulo de Verano y otras estrellas y constelaciones.
Decía el dramaturgo Luis Quiñones de Benavente: “Pues el invierno y el verano en Madrid solo son buenos, desde la cuna a Madrid, y desde Madrid al cielo”. Más tarde se añadió aquello de que “de Madrid al cielo y un agujerito para verlo”.También podemos hacerlo al revés y desde Madrid mirar el cielo por un agujerito, el del telescopio. Hay mucho que ver ahí arriba, cada noche; cuando el sol se pone el cielo nos ofrece un espectáculo único, literalmente y el verano es el mejor momento para buscar estrellas, incluso sin telescopio.
El triángulo de verano
Lo primero que tenemos que descubrir este verano en el cielo de Madrid, nos cuenta Roberto Bravo, fundador de Astroafición, es el “Triángulo de Verano”, que no es una constelación en sí misma sino un “asterismo”, nombre que se aplica cuando unas estrellas que forman un patrón, un dibujo reconocible pero que no es necesariamente una constelación.
El “Triángulo de Verano” son tres estrellas y cada una de ellas forma parte de una constelación diferente. Una de ellas es Vega que forma parte de la constelación de La Lira y es la más brillante del cielo de Madrid y, precisamente por eso, es siempre la primera que se ve. Los otros vértices del triángulo están definidos por Altair, que forma parte de la constelación de el Águila, y Deneb, que es parte de la del Cisne.
Estas tres estrellas son visibles durante todo el verano en el cielo de Madrid, todas las noches. ¿Dónde debemos mirar para verlas? “Justo encima de nuestras cabezas, en el cénit”, nos explica Roberto Bravo. Y brillan tanto que se pueden ver desde la misma ciudad de Madrid.
Escorpio y la "tetera"
Si miramos hacia el sur y levantamos la vista, podremos ver las constelaciones de Escorpio y Sagitario. Se pueden ver a simple vista o con prismáticos y no hace falta ser un entendido en la materia para descubrir todo un espectáculo, “estamos mirando justo al centro de la Vía Láctea, así que aunque no tengas ni idea de astronomía puedes ver cúmulos y nebulosas porque es una zona muy poblada de estrellas”.
Escorpio y Sagitario marcan el centro de la Vía Láctea pero ¿Cómo los localizamos? Roberto Bravo nos lo explica: “para localizar Sagitario hay que mirar hacia el sur, no muy alto en el cielo, como a un palmo de altura del horizonte, y buscar una figura de tetera, el vaporcillo que saldría de la tetera es la Vía Láctea que cruza el cielo y se puede ver bien en verano”.
La constelación de Sagitario (el arquero) tiene forma de centauro, cuerpo de caballo y brazos y torso de hombre, pero en realidad es tan difícil de reconocer que en Astronomía todo el mundo la conoce como “la tetera”, una forma mucho más sencilla de identificar.
“Escorpio está a la derecha de Sagitario y tiene una estrella muy brillante, que es de color rojo, Antares, que se puede ver a simple vista. Es muy llamativa”, explica Roberto Bravo: “Antares tiene al lado tres estrellas que son las pinzas del escorpión y se pueden ver muy bien”.
La Osa Mayor
Ya hemos visto Escorpio y Sagitario. Ahora giramos y nos damos la vuelta. Miramos al norte y tenemos a la izquierda, en verano, una constelación muy reconocible y muy importante para Madrid, tanto que las estrellas que la forman son las siete que están presentes en la bandera de la Comunidad: la Osa Mayor.
En realidad, la constelación de la Osa Mayor tiene más de siete estrellas pero las que están representadas en la bandera son las más brillantes, las que se pueden ver a simple vista desde Madrid, las siete que conoce todo el mundo.
La segunda estrella de esta constelación, empezando por la cola, se llama Mizar y se puede ver, incluso, desde el centro de Madrid.
Justo al lado de Mizar se puede ver a su compañera Alcor, una estrella doble, de las pocas que se puede ver a simple vista, pero en esta ocasión sí que tenemos que salir de Madrid para contemplarla sin que la contaminación lumínica nos lo impida. En realidad se trata de un sistema de seis estrellas, pero para ver las demás necesitamos un telescopio.
La Estrella Polar
Es la más famosa del mapa estelar y normalmente asumimos que es la más brillante del cielo. No es así y lo más probable es que algunas veces la hayas confundido con otra.¿Cómo saber cuál es la Estrella Polar? “Tenemos que coger las dos estrellas del extremo de la Osa Mayor, Merak y Dubhe (si el carro de la Osa Mayor fuera un carrito de supermercado estas dos estrellas formarían la parte frontal, por donde lo agarramos)”, explica Roberto Bravo “ y si unimos esa línea y la prolongamos cinco veces esa distancia hacia la derecha llegamos justo a la Estrella Polar”.
La Estrella Polar brilla muy poco; no hay que confundir su importancia con su brillo, advierte Roberto Bravo: “Es una estrella importante por su posición, no por su luz, es importante porque es la única que no se va a mover nunca, va a estar ahí todas las noches del año, y nos señala dónde está el norte”. De hecho, brilla tan poco que es imposible verla desde la ciudad y hay que salir fuera para contemplarla. La estrella más brillante del cielo de Madrid, ya lo hemos dicho, es Vega, que es tan brillante que se puede ver desde el mismísimo centro urbano.
Por lo que respecta a las estrellas cada pueblo tiene sus leyendas y reconoce las estrellas de diferente manera. Lo que para nosotros es un carro, el de la Osa Mayor, para los habitantes de Laponia, por ejemplo, es un arco con una flecha apuntando al otro lado del cielo, hacia Casiopea.
Casiopea tiene forma de una gigantesca uve doble “pero los lapones ven en ella los cuernos de un alce gigante al que van a dar caza con ese arco”, explica Roberto Bravo, “cuentan las historias que los nativos tenían miedo de que la flecha fallara el tiro y en lugar de dar al alce acertara a la Estrella Polar, en cuyo caso el cielo se caería sobre ellos ya que la Estrella Polar, que es la única que no se mueve, es la estrella que sujeta el cielo, y si la flecha le diera, todo se vendría abajo”. O eso piensan los lapones.
Lluvia de estrellas
Justo debajo de Casiopea, a partir de medianoche, cuenta Roberto Bravo, empieza a aparecer Perseo, de donde viene la lluvia de estrellas conocida como Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo, que tanto anima el cielo de Madrid la segunda semana de agosto. Este año el mejor momento para verlas será la noche del 11 al 12 de agosto.
No es la única lluvia de estrellas que podremos ver este verano. El mes de julio nos traerá las Delta-Acuáridas, menos conocidas y espectaculares pero también interesantes. El mejor momento para verlas será la noche del 30 al 31 de julio y será una buena noche para contemplar el cielo porque “la luna estará en menguante y saldrá ya de madrugada así que su luz no va a interferir, por tanto este es un buen año para verlas”, nos ilustra Roberto Bravo “esta lluvia de estrellas no llegarán a los cien meteoros por hora, como las Perseidas, pero llegarán a veinte, no está mal”, de hecho, son las quintas del año en cuanto a actividad.
Andrómeda
A la derecha de Casiopea, cerca de la medianoche comienza a aparecer la constelación de Andrómeda en la galaxia del mismo nombre.
Andrómeda es la galaxia que tenemos más cerca. Para verla bien hay que salir al campo y alejarse de los núcleos urbanos para evitar la contaminación lumínica. Una vez lejos de las luz nocturna artificial se puede ver a simple vista o con unos prismáticos.
Es una figura blanquecina, alargada, que ocupa dos grados en el cielo. “Eso es cuatro veces el tamaño de la Luna llena”, explica Roberto Bravo, “es de los objetos más grandes que se pueden ver en el cielo”.
Los planetas también están ahí y se pueden ver
Según caiga la noche, durante todo el verano y hasta pasado septiembre, podremos ver desde Madrid el planeta Venus, el más brillante de todos los planetas. Aunque se le conoce como lucero del alba, en los próximos meses lo veremos en Madrid con la puesta de sol, hacia el oeste: “según avance el verano estará más lejos del sol y será más fácil verlo. La máxima separación llegará el 29 de octubre” cuenta Roberto Bravo. Después volverá a bajar al horizonte y será visible al amanecer con lo que hará honor a su nombre, pero eso será el año que viene.
Agosto, el mes de Saturno y Júpiter
Hacia el otro lado del cielo, hacia el este, ”vamos a tener los dos grandes protagonistas de las noches de verano: Saturno y Jupiter”, explica Roberto Bravo, “a principios de verano hay que esperar a la madrugada para verlos, hasta la una o las dos no se ven, pero según avance el verano se van a ir haciendo visibles antes, hasta estar en oposición (el lado contrario al sol), de manera que, cuando se ponga el sol por el oeste, los veremos a ellos enseguida por el este”.
Los dos planetas estarán en oposición al Sol durante el mes de agosto: Saturno el día 2 y Júpiter el 20. Será el momento en que estén más alejados del Sol, en línea con él y con la Tierra. “Serán los mejores días para verlos”, cuenta Roberto Bravo, “porque se verán desde primera hora, brillarán más, nos van a acompañar toda la noche y serán visibles a simple vista, aunque con el telescopio se van a poder contemplar de maravilla”. Agosto será, pues, el mes de Saturno y Júpiter.
Neptuno y Mercurio en septiembre
Neptuno estará en oposición al sol en el mes de septiembre, pero no será visible a simple vista y los que quieran verlo tendrán que echar mano del telescopio o de los prismáticos.
“Marte acaba de ocultarse hasta el año que viene, nos ha acompañado todo el invierno y la primavera, pero ahora está oculto detrás del Sol y no se ve”, nos dice Roberto Bravo.
Al que sí se puede ver es a Mercurio, “el más esquivo de planetas”, como le describe Roberto Bravo. “Le ocurre como a Venus, unos meses aparece al amanecer y otros al atardecer, pero es más difícil verlo porque está más cerca del Sol, y solamente se puede ver en las máximas elongaciones, los momentos en que más lejos está del Sol y eso va a ocurrir el 4 de julio al amanecer y el 14 de septiembre al anochecer”.
Conjunciones de verano
“Una conjunción es simplemente la aproximación de dos cuerpos celestes”, explica Roberto Bravo. “Todos los meses tenemos conjunciones de la Luna con distintos planetas. La primera la veremos el 12 de julio, esa noche la Luna creciente, muy jovencita, sólo iluminada un 5%, se juntará con Venus. Lo mismo pasará el 11 de agosto, la mejor noche de las Perseidas. Entonces la Luna, al 8%, se volverá a juntar con Venus al anochecer”.El 24 de julio y el 21 de agosto el compañero de la Luna será Saturno y los días 26 de julio y 22 de agosto su preferido será Júpiter.
En solitario, la Luna nos dará un bonito espectáculo las noches que alcance la fase de luna llena que serán el 24 de junio, el 24 de julio, 22 de agosto y el 21 de septiembre justo con el equinoccio de otoño.
La Estación Espacial y los satélites de Starlink
No habremos llegado muy lejos como especie en el espacio exterior (aún), pero el espacio más cercano a la Tierra está cada vez más marcado por la huella humana. Nuestro planeta está está rodeada de objetos fabricados por el hombre y también se pueden ver en el cielo.
La Estación Espacial Internacional se puede ver desde la Tierra porque, al igual que la Luna y los planetas, refleja la luz del Sol. Viaja a 7,66 km/segundo y se puede ver como un punto brillante en movimiento. Si te interesa verla la NASA tiene una web donde puedes consultar cuando pasa por tu localidad.
Los últimos en subir al cielo, por lo menos a la parte que podemos ver, han sido los satélites Starlink de Elon Musk. Son perfectamente visibles desde Madrid (y desde toda la Tierra) y causaron algún que otro susto el día del último lanzamiento, el pasado 26 de mayo, momento en que se pudo contemplar perfectamente una serie de puntitos brillantes ascendiendo hacia el cielo en perfecta formación.
Algunos como Roberto Bravo, pudieron ver, incluso, la llamarada del cohete que los lanzó más allá de nuestra atmósfera: “estábamos trabajando y vimos los puntitos y una especie de nube alrededor, nos dimos cuenta de que lo que estábamos viendo, además de los satélites, era el encendido de la segunda etapa del cohete, el encendido de motores para regresar a la Tierra; se vió como el satélite más brillante que he visto nunca”.
Los satélites de Starlink están a una distancia entre 1.110 y 1.325 km de altitud, en 83 planos orbitales diferentes. Son los primeros de una nueva era. Ya se encuentran en órbita 1.081 satélites de Starlink, pero en el año 2024 tendremos 4.425.
Y no son los únicos. Muchas compañías privadas, como Amazon o Samsung, ya han anunciado que van a lanzar sus propios satélites. Aunque el espectáculo sea llamativo puede traernos problemas, apunta Roberto Bravo: “lo que ahora es gracioso, ver un puntito moverse y que le dediquemos un ratito de observación, dentro de unos años va a ser lo contrario: vamos a ver muchos puntos moviéndose y apenas unos pocos quietos, que serán las estrellas. Nos costará mucho más ver las estrellas porque va a haber siempre un satélite cruzando el cielo y va a ser difícil realizar mediciones astronómicas desde el suelo. En sólo una década está previsto lanzar unos 40.000 satélites y la observación astronómica no se podrá realizar desde el suelo, tendrá que ser hecha desde la órbita”. “No hay regulación al respecto”, termina Roberto Bravo.
Para quien quiera verlos ahora, existen páginas web que te dicen cuándo pasan por tu zona los satélites de Elon Musk.
Y mientras esperamos a que el cielo se llene de satélites artificiales, podemos empezar ya, si es que no lo hemos hecho aún, a mirar y admirar todas las maravillas que aparecen en la bóveda celeste cuando el sol se oculta. El verano ers el mejor momento.