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Sorprendente el nivel de agresividad y de insultos racistas y machistas que le tocó aguantar a una empleada de origen venezolano de una conocida cadena de hamburgueserías.

Un cliente llama exigiendo que se les devuelva el dinero porque la calidad de la comida no era la esperada. El problema es el tono, extremadamente violento, con el que el cliente profiere graves amenazas sexuales e insultos racistas durante más de 2 minutos. Y no es la primera. Antes han recibido varias llamadas más.

Y es entonces cuando deciden grabar la siguiente para enviarla a la empresa, Goiko Grill, y poder denunciar las agresiones. El restaurante donde trabaja esta mujer está situado en la calle María de Molina, en el distrito de Salamanca.

La empleada es de origen venezolano y es trabajadora fija de la cadena desde hace años. A pesar de todos los insultos, siguió trabajando toda la jornada con toda la profesionalidad.

Los responsables del restaurante han anunciado que tomarán medidas para denunciar al agresor.