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Las colas del hambre se han convertido en una imagen habitual durante los peores meses de la pandemia. Pero el problema está lejos de solucionarse. Según el último informe de Cáritas hasta 246.000 personas viven en nuestro país sin ingresos a consecuencia del "profundo impacto" de la pandemia del coronavirus.

"Si hace unos meses el problema era salvar vidas, hoy es dar de comer al hambriento"

Son en especial los colectivos más vulnerables los que están sufriendo las peores consecuencias pues, tal como indica el portavoz de la organización Daniel Rodríguez de Blas, "en estas situaciones llueve sobre mojado".

"Es una fotografía que hicimos el mes de octubre", explica de Blas. Y habla de "situaciones críticas" con un componente "estructural". "Esta coyuntura machaca una estructura que ya estaba dañada", añade.

Al menos 246.000 personas viven en hogares que no cuentan con ningún ingreso económico. Así se refleja en 'Un impacto sostenido tras el confinamiento', trabajo realizado a partir de datos del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas, y que aborda, unos meses después, tras el confinamiento de la pasada primavera y con la puesta en marcha de esta nueva forma de vivir y convivir con el virus, la forma en cómo las familias se están readaptando, cuál es su situación y cómo afrontan el futuro.

Más de la mitad de personas sigue buscando trabajo

El estudio muestra que la llegada del verano supuso un respiro para algunas de las familias más vulnerables y constata un descenso del desempleo entre los hogares acompañados por Cáritas. Sin embargo, y a pesar de haber más oportunidades para tener un empleo, más de la mitad de las personas siguen en búsqueda de trabajo (55,4%) y más de 1 de cada 10 personas tiene un empleo informal.