La proliferación de las viviendas okupadas ha dado lugar a una nueva modalidad de venta de pisos, se trata de vender la casa con los okupas dentro, eso sí, a un precio mucho menor, por lo que el comprador se ahorra un buen importe y el vendedor se quita el problema de encima.
Estas viviendas se consiguen entre un 40% y un 60% más baratas pero no se pueden visitar y, en la mayoría de los casos, tampoco hay fotografías que muestren el estado actual de la casa.
Hasta ya hay inmobiliarias centradas en este modelo de negocio que, afirman, venden entre 10 y 15 viviendas okupadas todos los meses de propietarios hartos de esta situación cada vez más habitual y que les hace verse envueltos en un engorroso y largo proceso judicial hasta que consiguen echarlos.
“Tenemos compañeros que han tardado hasta 4 años en recuperar su vivienda, no siendo vulnerable la persona que estaba dentro”, nos ha contado Pilar Martínez, de la Plataforma de Afectados por la Okupación.