El 80% de las viviendas en las grandes ciudades españolas no están adaptadas para los mayores
Vecinas como Lola, de 87 años y con movilidad reducida, se sienten "en una prisión" en su propia casa: "No tengo ascensor y no puedo salir ni ir a la compra"
El problema aumenta en barrios de viviendas antiguas y en las zonas de periferia: "Existen muchas barreras arquitectónicas y no está pensado para el envejecimiento"
"Me han operado y no puedo bajar los escalones, me tienen que traer el carro de la compra a casa y es que no puedo salir", lamenta Lola. La mayoría de barrios madrileños construidos en los años 60 conservan los edificios de al menos cuatro pisos sin posibilidad de añadir un ascensor, dificultando la vida a personas mayores y con movilidad reducida.
"Necesitamos políticas para que los mayores se integren y puedan seguir disfrutando en el barrio y haciendo actividades, transformando los barrios para que sean más amigables para las personas mayores, con indicaciones de la propia Organización Mundial de la Salud desde hace años", explica el presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología, José A. García Navarro.
Asociaciones de mayores alertan de que sus pisos acaban convirtiéndose en "cárceles" porque no pueden salir de casa con independencia y no tienen ascensor para continuar moviéndose en su vejez.
Hablamos con Lola, vecina madrileña de Fuenlabrada que necesita un ascensor para poder salir de su casa y con el presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología, José A. García, que explica la realidad del día a día para los mayores con movilidad reducida.
"Solo pido que me ayuden y den los permisos para que me pongan ascensor", lamenta Lola, "tengo 87 años y sin ayuda de mi vecina me pasaría muchos días sin poder salir de casa, solo pido eso".
Solo el 20% de las viviendas en las grandes ciudades españolas están adaptadas para las necesidades del envejecimiento, según el último censo de población y viviendas publicado en 2021.
Los expertos señalan la gran cantidad de barreras arquitectónicas, como la falta de ascensor o el tener pasillos demasiado estrechos, que hacen que muchas personas mayores se vean condenadas a vivir en "prisión en su propia casa".
A pesar de que existen ayudas con presupuesto para realizar obras y estas viviendas en determinados casos, los trámites burocráticos "suelen ser complicados y no llegan a las personas más vulnerables".
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