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A las personas que sienten estrés por pensar en la idea de volver al trabajo tras las vacaciones o un fin de semana, solemos tacharlas de vagas, cuando lo cierto es que algo en su interior les imposibilita volver a su ocupación. Ese miedo por volver al trabajo tiene un nombre: ergofobia. “No es vaguería, es un trastorno de la ansiedad contemplado clínicamente”, explica Isabel Aranda, psicóloga.La experta explica que puede no tener que ver con las circunstancias inapropiadas del ambiente laboral.

El miedo puede llegar a provocar situaciones de pánico, crisis de ansiedad, incapacidad para atender y concentrarse, y para tratarlo se recomienda acudir a una terapia psicológica, concretamente, según Aranda, aplicando la terapia cognitiva-conductual, que permita “ver aspectos positivos de la situación”.

¿Qué se siente?

En función del grado de miedo que se siente, puede ser más o menos limitante, tal como anuncia Laura Palomares, psicóloga también, en ABC: “La ergofobia siempre va a conllevar una elevada ansiedad con síntomas físicos como taquicardia, náuseas, sudores fríos, hiperventilación, alteraciones del sueño y la alimentación, sentimientos de tristeza, pensamientos anticipatorios de angustia y desesperanza, falta de concentración y atención y, con el tiempo, depresión”.

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Al parecer, la anticipación de la ansiedad, si es elevada, es uno de los síntomas más limitantes, ya que a medida que pasa el fin de semana, la sensación de angustia y miedo al lunes se hace más patente, por lo que apenas se descansa ni desconecta y los síntomas se agravan. También afecta seriamente a la autoestima, reduciendo la confianza en las propias capacidades y generando una importante insatisfacción vital y sentimientos de infelicidad.

Principalmente a la vuelta de las vacaciones es cuando más pueden aumentar los síntomas y el miedo. Comenta Palomares que incluso muchos días antes del regreso de las vacaciones ya se está anticipando el malestar y los síntomas pueden ser tan intensos como cuando se está en el lugar de trabajo.