La Sociedad Española del Sueño: "Debemos repensar los hábitos para favorecer dormir correctamente"
Hablamos con Ana Teijeira, neurofisióloga clínica y coordinadora en la Sociedad Española del Sueño
El tema de "las pantallas antes de dormir" tiene un doble problema: "Mirar el móvil antes de dormir hace que nuestro cerebro no se relaje y la iluminación es demasiado fuerte"
"El sueño es fundamental para nuestra calidad de vida y muchas veces no le damos la suficiente relevancia a todos los déficits que puede provocar dormir mal de forma prolongada", avisan desde la Sociedad Española del Sueño.
Tardar horas en conciliar el sueño, dormir de forma interrumpida o no conseguir una sensación real de descanso al despertar son algunos de los síntomas de cerca de un 48% de los españoles adultos, que manifiestan haber tenido problemas para dormir y hasta un 15% sufren insomnio crónico.
Ana Teijeira, neurofisióloga, señala que "el sueño es una función vital tanto para la salud física como para la mental, pero no dormir lo suficiente ni con la calidad requerida de manera crónica puede incrementar hasta un 20% la mortalidad". Además, está directamente relacionado con la probabilidad de sufrir trastornos mentales.
Durante las horas del sueño, si el sueño es de calidad, el cerebro aprovecha para mejorar nuestra memoria y la capacidad de aprendizaje. Al mismo tiempo, se produce la eliminación de toxinas y se regeneran células, procesos necesarios para tener un rendimiento cerebral óptimo durante la vigilia.
Según Ana, "lo primero es preguntarnos si estamos consiguiendo dormir bien y si hay algún problema en nuestro sueño". "Si algo falla, es cuando debemos repensar nuestros hábitos, que están determinados por normas sociales, por agentes externos y por nosotros mismos, y ver cómo podemos mejorar para favorecer un sueño correcto".
"A veces son nuestras exigencias laborales o las propias costumbres sociales que afectan al sueño", expresa. Los hábitos no saludables más comunes son "el jet-lag social que hacemos al trasnochar, salir hasta tarde o acostarnos con el estómago lleno". También "el dormir con las pantallas, que tiene doble problema: mantiene al cerebro trabajando y tiene una iluminación demasiado alta que no permite su relajación".
Para una persona adulta, dormir menos de 6 horas, como afirma hacer un 30% de la población mundial, conlleva riesgos que se agravan en el largo plazo, con "una serie de déficits y enfermedades crónicas que pueden generar un grave impacto en la calidad de vida de las personas".
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