El narcotráfico se ha convertido en un reclamo para muchos jóvenes de la zona de Cádiz y no solo les atrae el dinero, también la ostentación, el lujo y el poder del que presumen ellos mismo en las redes sociales, sobre todo en TikTok.
Se trata de los ‘narcotiktokers’, que muestran en sus perfiles vidas a todo tren y eso atrae a los más jóvenes. Uno de ellos es ‘El Titi’, que presumía de ostentación hasta que le pillaron y acabó entre rejas.
Lo mismo le pasó a ‘El Chatito’. Lo suyo era presumir en TikTok del negocio en sí mostrando incluso las lanchas con los fardos.
A Isco Tejón, el líder de ‘Los Castañas’ le pudieron las ganas también de demostrar ‘poderío’ y ser la estrella hasta en un videoclip. La Policía llevaba dos años tras él y su cameo musical le costó la cárcel.
Pero el desenlace poco parece importarle a los jóvenes que solo se quedan con el lujo y una vida de ensueño que va a acompañada de la tentación del dinero. Y es que si colaboran desde tierra con los narcos, como ‘punto’, es decir, la persona que vigila y avisa si hay policía, pueden cobrar entre 1.000 y 2.000 euros.
El ‘bracero’ es el encargado de bajar los fardos de la lancha y cargarlos en la furgoneta, por lo que cobran 2.000 euros.
Bastante más se lleva el conductor de esa furgoneta que lleva la droga hasta un lugar seguro llevándose 20.000 euros por operación.
En cuanto a los que están en el mar, el ‘garantía’, que certifica el número de fardos que se envían, que llegan o que se han tenido que tirar por la borda ante la presencia policial, gana 10.000 euros. El ‘gepero’, figura clave, es la mano derecha del piloto, controla el GPS y las rutas, se lleva 15.000 euros.
En 120 Minutos hemos hablado con Kuka Gracia, guionista de la docuserie ‘La Línea: La sombra del narco’ donde han querido reflejar “la cruda realidad que se vive a diario en Gibraltar”, nos ha contado.
“Nosotros queríamos ver cómo los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado trabajan para acabar con el narcotráfico”, ha detallado Kuka.
Palabras mayores si hablamos del encargado de pilotar esa narcolancha y llegar hasta la costa que se embolsa 60.000 euros por operación, de ahí, que la tentación de los jóvenes sea tan grande.