Malas dietas y falta de sueño, crecen un 2% los niños con hipertensión en España
La prevalencia de la hipertensión se multiplica entre los niños con obesidad o con un mayor porcentaje de grasa abdominal
Los epidemiólogos instan a incluir el control de la presión arterial en los controles pediátricos rutinarios
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REDACCIÓN
La hipertensión infantil no solo existe, sino que es un problema creciente. María Dolores Marrodán, directora del grupo de investigación Epinut de la Universidad Complutense de Madrid, defendía en La Vanguardia que el control de la presión arterial debería incluirse cuanto antes en el protocolo de las revisiones pediátricas habituales.
La especialista en epidemiología nutricional alerta del porcentaje de niños con presión arterial alta, que ha crecido un 2% durante la última década en España.
“Si en 2013 la presión arterial elevada afectaba al 3,17% de los niños y al 3.05% de las niñas en edad escolar, en 2022 alcanzaba ya al 5,3% de los niños y niñas de entre 9 y 16 años”, detalla Marrodán a través de una tesis de María Sánchez Álvarez que ha dirigido.
En algunos colectivos pasa del 8%
La hipertensión no afecta por igual a toda la población infantil, se concentra en los niños con obesidad y, de manera especial, entre los que comen mal. “Tener una dieta de baja calidad duplica el riesgo de hipertensión y de alteración en otros componentes del síndrome metabólico, como niveles de glucosa, triglicéridos o colesterol elevados”, expresa.
En concreto, la investigación constató que entre los niños que seguían una alimentación de calidad conforme al índice KIDMED (que mide la adhesión a la dieta mediterránea) ninguno era hipertenso. Entre los que presentaban una calidad dietética media, la tasa era del 4,7%. Y entre los escolares con una dieta de mala calidad, se elevaba al 8,1%.
Los hábitos de sueño: no dormir lo suficiente duplica el riesgo
La prevalencia de la hipertensión infantil no solo tiene que ver con la dieta y el exceso de peso. También son determinantes los hábitos de sueño. “No dormir las horas necesarias, que a esas edades son entre 8 y 10, prácticamente duplica el riesgo de tener alta la presión arterial o cualquier otro componente del síndrome metabólico, o ambas cosas”, enfatiza, añadiendo que altera la regulación hormonal, aumenta la concentración de cortisol y grelina y disminuye la de leptina, incrementando la sensación de hambre y repercutiendo en los niveles de estrés.
El ejercicio físico: una hora diaria disminuye el riesgo un 20%
Otro factor que incide es la actividad física. “Hacer una hora diaria de ejercicio físico intenso o deporte extraescolar tres veces a la semana disminuye el riesgo de hipertensión infantil en torno a un 20%, de modo que la actividad física, junto con una dieta de calidad y dormir lo suficiente, son factores de prevención importantes”.
Medir la presión arterial en niños, una tarea compleja
Y, a pesar de ello, cree que es un problema infradiagnosticado porque medir la presión arterial en los niños es más complejo que en adultos. De entrada, porque no hay unos únicos valores límite de presión arterial sistólica y diastólica (en los adultos es 130/80 mmHg), sino que depende de la edad, del sexo y de la estatura del niño y hay que aplicar unas tablas para determinar si se superan o no los valores normales.
“Pero que sea algo más complejo, no quiere decir que los pediatras y los médicos de atención primaria dejen de valorar la presión arterial; es necesario que se incluya su medición en los controles pediátricos rutinarios y que los médicos que atienden a los niños sepan tomarla e interpretarla”, enfatiza Marrodán.
Joanna Iwanska, nutricionista de Yantar Ecotienda, añade que a los niños que se les ha detectado hipertensión en la actualidad, les espera en el futuro “problemas circulatorios y cardíacos”. Además de los importantes efectos en la salud, una mala alimentación y falta de sueño afecta significativamente a la “falta de concentración”, provocando maréos y picos por el “exceso de los azúcares”.
La especialista alerta que la media de la hemoglobina glicosilada (HbA1c), un examen de sangre para la diabetes tipo 2 y prediabetes que mide el nivel promedio de glucosa o azúcar en la sangre durante los últimos tres meses, se acerca cada vez más a los límites marcados como saludables.
“Aunque no alcance los límites, estamos hablando de futuros problemas cardíacos, falta de atención y crecimiento. Volvamos al desayuno saludable, con proteína, como un yogur no azucarado”, aconseja.