Solo la mitad de los niños y jóvenes que han intentado suicidarse estaban en terapia

Los últimos datos oficiales de suicidio en menores reflejan los casos registrados en 2021, año en que 22 niños de menos de 15 años se quitaron la vida, frente a los 7 casos de 2019 y los 14 casos de 2020. Telemadrid ha entrevistado al director de programas de la Fundación ANAR, sobre el aumento de casos y el hecho de que sean cada vez más jóvenes.

El director, Benjamín Ballesteros, declara que "el suicidio siempre es multifactorial y las conductas suicidas obedecen a múltiples causas":

"Nosotros nos encontramos con menores de edad que sienten que son una carga, tienen un problema grave que no saben cómo resolver y, por otro lado, personas que no tienen facilidad en la comunicación con su entorno o su familia para expresar sus problemas".

"Un factor del incremento de casos es el acceso a la tecnología sin ningún tipo de control parental", señala. "Hoy, un menor puede estar sufriendo una depresión u otro trastorno y se pone en contacto con otros menores que justifican el suicidio o explican métodos, entonces las probabilidades de que puedan llevarlo a cabo aumentan".

Solo el 44% de los adolescentes y niños que sufren conductas suicidas recibe tratamiento psicológico, según ANAR. Ballesteros explica los diferentes factores que se repiten en la mayoría de casos que tratan.

Señales para predecir conductas suicidas en menores y adolescentes

"Hay problemas asociados de dos tipos: violencia intrafamiliar con maltrato o abuso sexual, también casos de violencia de género y acoso escolar. Por otro lado, casos de enfermedad mental y autolesiones, que son el principal predictor de conducta suicida".

Entre las señales preocupantes, destacan que el menor exprese ser una carga para los demás y tener un problema que no sabe solucionar. Lo segundo, si se autolesiona de forma reiterada y, por otro lado, si hace auto verbalizaciones sobre suicidio o sobre querer dejar de vivir.

"También comportamientos cambiantes como bajada de rendimiento escolar brusco, problemas de sueño, menor deseo de relacionarse y otras llamadas de atención. Siempre hay que validar sus emociones y hablar con ellos, transmitirles que los problemas se resolverán".

"Transmitimos nuestro cariño y comprensión a las familias que no han sido capaces de identificar que esto podía estar pasándole a su hijo", expresa Benjamín Ballesteros.